Escudriñar las elecciones territoriales de hace ocho días desde el punto de vista de los votantes —y no de los juegos entre poderosos, que es donde mayormente flotan los análisis periodísticos— me llevó a tres conclusiones: una parte de la ciudadanía colombiana votó con el hambre de hoy, otra demostró que se hartó de demagogia y en algunas regiones, a pesar de todo lo que hemos vivido, aún buscamos elegir a sabios.
En muchos territorios en estas elecciones que acaban de pasar volvieron a ganar los políticos dañinos —como los Gnecco en Cesar, Acuña en Sucre, Char en Atlántico y Toro en el Valle—. La paradoja es que suben en hombros...
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