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Los candidatos a la Cámara de Representantes y al Senado de la República que por estos días azotan la ciudad de Cali y el departamento del Valle del Cauca se han aprendido el libreto a la perfección, a tal punto que repiten lo mismo, cual cotorras parlanchinas.
Todos prometen lo que años atrás nos han jurado otros candidatos, ganadores o perdedores: que si les damos el voto, esta región, por fin, va a tener las obras que lleva esperando más de dos décadas sin que haya sido posible coronar al menos una.
Y eso que faltan las elecciones presidenciales, cuando los “prepresidentes” salen con el mismo cuento. Garantizan que ahora sí se harán realidad, pero luego se olvidan o se maman y todo se les va en bla, bla, bla y en los “fue-ques” con que se disculpan los muy caraduras.
En el departamento nos cansamos de esos promeseros que olímpicamente se han burlado de los caleños y los vallecaucanos, terminando con un chorro de babas. Y pensar que todavía algunos les creen sus mentiras, porque no faltan los segundones bien aceitados que les abren puertas y actúan como consuetas y supuestos legitimadores de esos aspirantes, quienes no saben ni mu de las ingentes necesidades que nos afligen.
En día pasado me tocó escuchar a uno de esos filipichines; sacó del bolsillo una lista que le habían entregado sus secuaces y recitó las obras pendientes para el Valle, asegurando que esta vez serían absoluta prioridad. Sin embargo, cuando le pidieron que especificara en qué consistirían, se enredó tanto que tuvo que salir a explicarlo un tercero, más ignorante que él.
Así las cosas, votemos por quien votemos, tendremos la carretera Mulaló-Loboguerrero (¿que dónde queda y para qué sirve? No lo saben), la profundización del canal de acceso a Buenaventura (¿y eso para qué diablos es? Tampoco saben en qué consiste), la terminación de la doble calzada para llegar al puerto ese (¿cómo es que se llama?), la reparación y el mantenimiento de la malla vial que está intransitable (y que está vuelta eme por culpa del Invías), las vías terciarias (¿qué es esa vaina?) y hasta la ampliación de la carretera a Popayán desde Santander de “Culohinchado” (o como se llame ese pueblo).
Repito: todos dicen lo mismo, todos prometen lo mismo. Esas obras no se verán con sus intervenciones. Por el contrario, se retrasarán más y más.
