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Parodiando a Johnnie Walker, nació en 1961 y sigue tan campante. Se trata del Diario Occidente, de Cali. Fundado por el hombre de letras y empresario azucarero Álvaro H. Caicedo y el ingeniero Luis E. Palacios, renació entre las cenizas del periódico liberal Relator, de la familia Zawadzky, pero con una orientación conservadora y deseando, entre otras cosas, competirle al también conservador El País, de don Álvaro Lloreda.
Si bien en un momento la circulación de ambos estuvo pareja, el diario de los Lloreda le fue cogiendo ventaja, como también lo hizo con el periódico El Pueblo, ese sí liberal, de la familia Londoño Capurro, que terminó cerrando y vendiéndole a El Tiempo sus instalaciones.
Empero, Diario Occidente se resistió a morir y pasó a manos de don Olindo de Oliveira, un próspero portugués asentado en nuestro país y casado con una popayaneja, quien le imprimió un nuevo carácter: lo volvió tamaño tabloide y fue el primer periódico de Colombia que no cuesta nada comprar, con lo que se garantiza una amplia circulación en virtud de que se regala.
Y no solo eso: digitalizó su edición impresa y hoy llega al correo electrónico de 203.000 lectores en formato PDF, con lo que tiene garantizada su supervivencia. Por ello no entra en el mercado de la compra y venta de periódicos, que por estos días se ha convertido en una rebatiña que está haciendo revolver en su tumba a quienes hicieron de nuestro viejo periodismo, más que una tarea titánica, un apostolado y una misión a la que le entregaron sus vidas y sus patrimonios.
Llama pues la atención la supervivencia de este medio de puertas abiertas que ofrece, además de noticias y comentarios editoriales de diversas tendencias, soluciones integrales de comunicación, especializándose en variados nichos de mercado no tradicionales y de difícil acceso.
Muchos años más le esperan al Diario Occidente, que a sus 60 —repito— sigue tan campante como el hacedor del whiskey con el que brindarán en este muy especial onomástico.
