Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde ayer y hasta el próximo domingo se celebrará la gran fiesta de la música andina con la realización de una nueva versión del Festival Mono Núñez, un encuentro único con las raíces musicales: cuatro días y cuatro noches sumergidos en los aires de nuestros valles, nuestras montañas y nuestros mares. Fue Benigno Núñez quien inspiró lo que en un principio se denominó despectivamente “un festival de pueblo”, que fue cogiendo aire y que, gracias al esfuerzo de un puñado de gomosos de estos aires, se fue consolidando con el apoyo de los gobiernos de turno y la empresa privada, quienes en un principio no creían en la trascendencia que hoy se destaca internacionalmente.
La experiencia de ir a Ginebra, próspero municipio del centro del Valle, es una reafirmación de la colombianidad no solo por los participantes en el certamen, sino además por la calidad y calidez de los asistentes y la hospitalidad de los ginebrinos, que hasta ceden sus casas para albergar a los visitantes
Su coliseo Gerardo Arellano Becerra, llamado así en honor a ese gran tenor inmolado en el avión de Avianca que de Bogotá venía hacia Cali, alberga a los participantes en una fraternal competencia de intérpretes, conjuntos, compositores y solistas que se transmite por la televisión nacional que se conecta con docenas de canales hispanoparlantes.
Pero también existe el tradicional Festival de la Plaza, que reúne cientos de amantes de los tiples, las guitarras, las bandolas y todos los instrumentos de cuerda habidos y por haber, los que suenan y resuenan solos o acompañados por mágicas voces venidas del cielo.
Todo lo anterior se adoba con una gastronomía típica en la que predomina el ya legendario sancochón de gallina en fogón de leña, el atollao, y unas crocantes frituras pasadas con el “guaro” del Valle y cante que encante y cante.
100 agrupaciones y solistas de todo el país con una diversidad única, nuevos talentos, cuartetos, duetos, tríos con propuestas innovadoras, pero conservando la tradición folclorista, continuarán esta tradición vallecaucana que nos llena de orgullo patrio.
