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En una valerosa carta abierta al Ministro de Salud, la eficiente Secretaria de Salud del departamento del Valle del Cauca, María Cristina Lesmes, le respondió a las declaraciones en las que se lava las manos. El ministro inculpa de lo que está sucediendo con la salud de los colombianos a todas las entidades que, según él, son las responsables de este despelote. Salva, eso sí, su pellejo en una especie de lavatorio de manos para tratar de quedar bien con la opinión pública nacional.
Lo que no esperaba el funcionario es que una persona con conocimientos y con autoridad le fuera a “plantar el macho”. Lesmes dejó al descubierto toda una serie de errores y equivocaciones y, más aún, de actuaciones adrede para aumentar esta crisis anunciada desde hace ya varios años. Y claro, desafortunadamente y como era de esperarse, todo esto lo rondan intereses políticos y económicos.
La misiva más elocuente no ha podido ser: en la contraargumentación, la funcionaria “de provincia” explicó clara y convincentemente cómo el entramado económico ha ido caotizando el servicio de salud de los colombianos. Y resultó peor el remedio que la enfermedad y por eso pasamos de tener una salud con una cobertura superior al 90 %, considerada de las mejores y más eficientes de América –con algunas fallas que se habrían podido corregir sin dinamitar todo lo existente– a un monstruo de mil cabezas, totalmente inmanejable y ad portas de un colapso sin antecedentes en este país.
Aquí se está jugando con la salud de millones de compatriotas cuyas enfermedades no están siendo atendidas. Las diarias protestas de quienes reclaman atención, tratamientos, medicinas son una bomba de tiempo con mechas encendidas en las entradas de los prestadores de servicios. Los pacientes ya no pueden más y no demoran en aparecer cadáveres en medio de las colas en un estallido social que cobrará cientos de vidas con un único responsable: un Gobierno que prometió mucho en materia de salud y no ha cumplido a quienes engañó a cambio de unos votos que se están volviendo sufragios.
