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Popayán, de Piedra Gustativa

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Mario Fernando Prado
29 de agosto de 2008 - 02:36 a. m.
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QUÉ BUENO QUE LA CIUDAD BLANCA no sea protagonista de malas noticias producto del abandono oficial, el dormirse sobre los laureles de la gloria del pasado y las insurgencias guerrilleras e indigenistas que a veces se funden en una sola.

Y esta vez no es por su Semana Mayor –parranda santa para muchos– o el Festival de Música Religiosa que impulsara ese héroe suicida que en vida se llamara Edmundo Mosquera Troya, sino porque del 4 al 7 de septiembre próximos será sede del Sexto Congreso Nacional Gastronómico, considerado el evento boquisabroso y académico más importante del país.

Iniciado por el hoy gobernador del Cauca, Guillermo Almuerzo González, el congreso albergará a más de 500 participantes en una exquisita maratón con la mejor comida de Chile –país invitado– y del departamento de Córdoba –región  homenajeada–.

Además del paladeo interminable de los famosos mariscos del país austral acompañados de sus reconocidos vinos, el programa académico contará con lo más carnudo de nuestros expertos en la buena mesa y la historia de la cultura gastronómica con conferencias con títulos tan evocadores como “Pablo Neruda: poesía y gastronomía”, “De palabras fogones y otras odas” o “Entredías: retratos entre brumas de sabores felices”.

Tres grandes muestras gastronómicas, degustaciones, catas de vinos y la muy novedosa de cerveza, talleres sobre entradas y tentempiés, salsas y pastas “sólo para mujeres”, tequilas y piscos, muestras de flores y fotografías, premios y reconocimientos –a Kendon McDonald y Germán Patiño– aquilatarán a los asistentes en medio de un cálido ambiente patojo no exento de las lenguas payanesas más afiladas que en las procesiones y las posesiones, en las que el humor ha creado anécdotas que cambian de protagonistas según la conveniencia.

Aunque la capacidad hotelera de Popayán está a reventar, uno de los organizadores, el Mister Simonnds IV, asegura que todavía quedan algunas habitaciones para quienes quieran saborear el producto de los fogones más exigentes y por sobre todo degustar los tamales y las empanaditas de pipián, los desamargados de doña Leticia Mosquera y los aplanchados “volovanes” de misiá Josefina Chepa Bonilla.

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