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Con la muerte del neurólogo, científico y docente Francisco Lopera, la grave y hasta cierto punto desconocida enfermedad del Alzheimer pierde a su más importante investigador universal, galardonado hace un año con el Potamkin Prize, considerado el Nobel del tratamiento de esta enfermedad, que padecen millones de seres humanos en todo el mundo.
Este discreto profesor de la Universidad de Antioquia, oriundo de Santa Rosa de Osos, entregó más de 40 años de sus 73 años de vida a conocer detalles relevantes de este padecimiento neurodegenerativo, que afecta aceleradamente a hombres y mujeres sin que se haya descubierto totalmente su origen ni un tratamiento eficaz para curarlo.
Sin embargo, ya existen indicios y algunas drogas que evitan su desarrollo, que llega a ser mortal; incluso se recomienda el ejercicio físico, una dieta equilibrada y un manejo adecuado del estrés para frenar su avance.
El legado del doctor Lopera, quien abrió las puertas de la ciencia para combatir el Alzheimer, lo van a continuar sus compañeros del grupo de trabajo que él lideró hasta el mes pasado, cuando un cáncer de piel, contra el que luchó por décadas, le ganó la batalla.
Vale la pena destacar que Lopera descubrió la “mutación paisa”, que provoca el desarrollo temprano de la enfermedad en sus portadores, personas menores de 40 años, liderando un seguimiento exhaustivo a más de 25 familias. Esto permitió que se conocieran las fases preclínicas del Alzheimer y abrió puertas para nuevas investigaciones a nivel mundial.
Es importante que la recurrente falta de memoria se tome más en serio, se consulte a los facultativos expertos en el tema y se implementen los correctivos necesarios, recordando aquella canción que entonaba la Ronca de Oro, y que finaliza diciendo: “¡Se me olvidó que te olvidé, se me olvidó que te olvidé, a mí que nada se me olvida!”.
