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Sirirí

¿Se queda Cali sin transporte masivo?

Mario Fernando Prado
02 de diciembre de 2022 - 05:30 a. m.

Los 270.000 caleños que diariamente usan el servicio de transporte MIO están a punto de quedarse sin él, sumándose así a los casi 600.000 que utilizan el llamado transporte informal, el pirata, amén de los mototaxis, las bicimotos y una cantidad de engendros irresponsables, para llegar a sus trabajos y de estos a sus viviendas.

Todo se debe a que Metrocali les adeuda a los tres operadores que subsisten (Blanco y Negro, ETM, GIT) más de $80.000 millones que no han logrado recuperar. Sobre ello les hicieron un abonito de $4.000 millones, pese a que en diciembre la deuda llegará a los $90.000 millones, cifra que ni en el cálculo de los más optimistas podrá pagar la administración municipal.

Esta situación del MIO se volvió de tal gravedad que hay quienes sostienen que seguir inyectándole millones de millones a este sistema es —perdónenme la expresión— como “perfumar un bollo”, porque ya ha pasado de cuidados intensivos a in articulo mortis —Dios no quiera que con un vergonzoso entierro de tercera—, luego de haberse chupado más de $4 billones.

Lo cierto es que los citados operadores no pueden más y estos dineros tan solo alcanzarían para pagar la operación, el mantenimiento, el combustible y los salarios de los trabajadores. “Sin estos recursos no podemos operar”, expresaron tajantemente.

La crisis del MIO no es nueva, lleva años y años siendo eludida y maquillada con pañitos de agua tibia, lo que ha repercutido en la calidad del servicio. Se esperaba, por ejemplo, transportar 800.000 pasajeros para que la operación fuera rentable, cifra jamás alcanzada. Del MIO no queda sino el nombre, porque nunca los caleños han sido solidarios ni amigos de los buses azules, otrora cumplidos en sus horarios, con aire acondicionado, carriles exclusivos y en perfecto estado de mantenimiento.

Ahora hay cientos de esos buses arrumados y muchos solo ameritan la chatarrización, lo cual ha generado que, ante la gran demanda y la escasa oferta, el transporte informal llene ese vacío con enorme éxito y creciente aceptación.

Ante esta situación, la única salida sería endeudarse más o rogarle al Estado que dé esa platica.

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