
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Antes, cuando los Ministros se escribían con eme mayúscula, sus declaraciones eran palabra de honor y se suponía que estaban de acuerdo con las directrices presidenciales en temas por demás delicados. Pero en este gobierno en que cualquier amigo o compinche del presidente ocupa tan alta dignidad, no tiene la menor autoridad y es desautorizado o regañado o echado sin importar lo inherente a su despacho. Por eso es que en esta desadministración pude llegar a contabilizar casi 100 altos funcionarios que han durado menos que un suspiro en la puerta de una escuela. Imagínense ustedes si es posible que una institución marche acertadamente con tantos y tantos cambios. Y hasta se dice que algunos de esos ministros (con minúscula) nunca hablan con el presidente que, eso sí, trapea con ellos en esos vergonzosos consejos de gobierno casi siempre para empajarlos irrespetuosamente.
Lo anterior acabó de ocurrir con la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, quien en una visita oficial a Cali grabó un video en el cual aseguró que el gobierno central iba a apoyar el proyecto del Tren de Cercanías y que en octubre se protocolizaría este apoyo, que formó parte de las promesas que le hiciera Petro a los vallecaucanos cuyos votos le dieron la victoria.
Pues bien, o pues mal, el pasado 8 de noviembre no tuvo el mejor empacho en no cumplir con su palabra (de honor o de caballero o de simple persona seria) y se tiró este macro proyecto que solo volverá a tomar aire en el próximo gobierno, con una pérdida de 40 mil millones y miles de ofertas de empleos que quedaron en veremos.
Se trató sin duda de una decisión política, o mejor, de una revancha malalechuda muy propia de un dictadorzuelo bananero. ¿Y en qué quedaron las palabras de la desautorizada ministra? Petro no solo se burló del Valle del Cauca sino y, además, de su funcionaria que había empeñado su palabra y que, en un acto de dignidad, debería renunciar, como lo habría hecho un Ministro con eme mayúscula.
