No es simpático. Nuca lo ha sido ni lo será. Tiene un genio de los mil demonios y hay quienes hasta le dicen Juan Charrasqueado (porque solo su madre lo recuerda con cariño). Tropero, poco diplomático, sabihondo. Si tiene carisma, es difícil de encontrárselo. Peleador y coscorronero, es imprudente y arrogante. “Mor dicho” —como dicen ahora—, quedaría de último en un concurso de simpatía.
Sin embargo con estos y otros defectos, podría ser el próximo presidente de los colombianos, para lo cual se ha venido preparando (y hasta impreparando) desde chiquito.
Ha ocupado los cargos más importantes del Legislativo y su paso por la...
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