¡Y se voló 'Cano'!

LA “CONEJIADA” DE LAS FARC TUVO nombre propio: aprovechar el minidespeje para que el maxijefe pudiera evadir el cerco que había tendido el Ejército y que cada día se le estrechaba más.

Y la insurgencia, no contenta con haberlo sacado de la guarida, se limitó a decir que qué pena pero los militares que iban a devolver estaban en el Cauca, consiguiendo de inmediato otro minidespeje que le permitió remontar las montañas de la cordillera y refugiarse en uno de los tantos planes B que debe tener.

Así las cosas, dos plagiados obtuvieron su libertad y el cabecilla obtuvo lo propio: se voló. Oh país del Sagrado Corazón.

Es posible pues que ahora Alfonso Cano esté lejos del alcance de las Fuerzas Armadas aprovechando el papayazo que sirvió además para que sus secuaces se aprovisionaran de alimentos y medicinas y, por qué no, sacaran su droga hasta el Pacífico. ¿O es que alguien cree que detrás de esa “acción humanitaria” no hubo un aprovechamiento de cada segundo de ese cese de actividades contrainsurgentes?

Por su parte, el presidente no debe estar muy contento con semejante mofa y toma de pulso que le propinaron las Farc. Mientras que el Gobierno procedió de buena fe, la guerrilla se burló del país entero no sólo secuestrando a dos trabajadores nada que ver al tiempo que hacía la primera devolución, sino que después se equivocó de coordenadas (!).

Menos mal que Santos no es ingenuo y ya sabe a qué atenerse, como también tiene claro que Cano se pudo ir para otra parte, distrayendo la atención del Ejército y la opinión pública. No sería raro por tanto que el comandante esté por los lados del nororiente o en el mismísimo hermano país.

Sin embargo quedó claro que Colombia tiene un presidente que, aún en contra de su alta popularidad, honró su palabra y cumplió con lo que dijo. ¿Pero y después? Recordemos que Santos, cual buen jugador, sabe replegarse, dar coba y luego asestar el jaque mate que es a lo que se le está apostando detrás de bambalinas.