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También compañeras valiosas en la defensa de los trabajadores y de lo público, como Gloria Echavarría, están en nuestro corazón. Apenas este año se nos fueron Eberto López, Rubén Darío Contreras y Víctor Arbeláez, quienes se caracterizaron por su entrega en beneficio de la gente de Telecom, empresa que defendieron con ahínco, y defendieron las reivindicaciones laborales, lucha que finalmente no pudo evitar la entrega de Telecom al gran capital de las multinacionales. ¿Que la empresa no era viable? Mentira. Sus ingresos le permitían ayudar hasta en la compra de uniformes y botas para el Ejército, así como en el pago de pensiones de otros sectores del Estado. La fobia oficial contra el sindicato y la fuerza del neoliberalismo acabaron con aquella entidad que nos hizo sentir un inmenso orgullo y la satisfacción de ser parte de una construcción colectiva del patrimonio nacional.
En la época más importante de esa emblemática empresa, su sindicato de base, Sittelecom, tuvo como presidente al compañero Agustín González Parra, a quien respetaban hasta los altos funcionarios de la empresa, gracias a su inteligencia, su rectitud y su conciencia de clase. Agustín nos dejó a pocos años de pensionarse.
Más tarde llegaría la pandemia del coronavirus, que se llevó a varios amigos, entre ellos al líder Gonzalo Díaz Gaviria, hijo del ministro obrero Antonio Díaz y dirigente que dejó una escuela de pensamiento. Y este año, el 3 de enero, Eberto López Machado sucumbió ante el acopio de dolencias que lo mermaron paulatinamente. De él recordamos que debió esconderse para que no lo llevaran a la cárcel Modelo –que Gonzalo sufrió por varios meses–, todo por defender a Telecom mediante la huelga, cuando el presidente César Gaviria quiso vender la empresa en la Bolsa de Nueva York. Luego, el 7 del mismo mes, cuatro días después, también se marchó a la eternidad un amigo entrañable y lúcido como Rubén Darío Contreras, estudioso autodidacta de Sigmund Freud y del intrincado Jacques Lacan. A propósito de Lacan, su familia nos ha compartido que, pocos meses antes de su partida, muy diezmado en su integridad física, en silla de ruedas, aceptó ofrecer una charla de algo más de una hora sobre la obra integral del francés. Rubén Darío era con sus compañeros de labor y de lucha un pedagogo, por quien conocimos tempranamente lo primero que supimos sobre el creador del psicoanálisis, y por eso su papel en la junta directiva del sindicato tuvo que ver con la educación.
Finalmente, nos dejó un luchador de pensamiento, el compañero Víctor Arbeláez, de Medellín. Ante este fallecimiento, conmueven las palabras de su hija cuando expresa el orgullo de provenir de su sangre, analizando la personalidad de su padre desde afuera, como si no llevara su savia, para describir a un hombre lleno de valores. Víctor dio muestras siempre de sus responsabilidades como líder, comprobando que es posible defender los derechos laborales pero también los intereses públicos, materializados en la empresa a la que perteneció como trabajador, hasta cuando el presidente Uribe Vélez acabó con Telecom con un plumazo. Y aquí debemos decir que nuestra vida, por encima de cualesquiera otras consideraciones, está fuertemente ligada a aquella entidad, a la cual le debemos tanto en forma directa y todos los colombianos por sus servicios de telefonía y telegrafía, razón que nos impulsó a defenderla sin desmayo de quienes se han dedicado a desmoronar el patrimonio de la Nación.
El sindicato de base, Sittelecom, así como los trabajadores integrados en la ATT (Asociación de Técnicos de Telecom) y Asitel, de los profesionales, siempre estuvimos unidos sin distinción cuando la empresa empezó a ser acosada. Quizás el destino de esta insignia del país hubiera sido diferente con una población bien informada sobre el inmenso valor de la entidad, que, hasta cuando Julio César Turbay Ayala llegó a la Presidencia de la República, permaneció al margen de los vaivenes de la política y se condujo con criterios técnicos.
Los compañeros que reseñamos, y que se nos adelantaron y van dejándonos, hacen parte de ese portentoso trabajo de edificación que se materializó en 1947 con la creación de Telecom. Duele mucho repasar lo que hemos vivido y luego perdido por criminales decisiones inspiradas en lo antinacional. Duele mucho recordar a tantas mujeres y tantos nombres queridos por nosotros durante tantos años.
Tris más. Cuando se mantiene y se estimula la ceguera de un pueblo, se pueden perder los más elevados intereses nacionales. De ahí que el principal problema de Colombia siga siendo la ignorancia.
*Sociólogo de la Universidad Nacional.
