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El 30 % de la población del Distrito no satisface sus necesidades alimentarias y las de su familia, pues en esta franja poblacional pocos acceden a los tres golpes diarios. Así de claro. En general, los candidatos a burgomaestres repiten las expresiones de siempre: que contra la inseguridad, más cámaras y más policía, más cárceles, recompensas por información, medidas más drásticas; que contra el hambre, pues que la gente trabaje o darles una ayudita, esto es: acetaminofén económico, ajusticos. Ante la fiebre, analgésicos… ¡y ya! ¿Por qué no ir al origen de lo que marca el termómetro? ¿Por qué no ahondar en las causas?
Pero Gustavo Bolívar Moreno, aspirante a la Alcaldía de Bogotá, ve más allá de su aparato olfativo en materia de política pública. Este girardoteño ilustre, que se ha formado con gran empeño para entender lo que pasa y por qué pasa, correlaciona el flagelo del hambre en la capital con lo que ocurre en seguridad y salud, además de otros frentes. Por ejemplo, tiene previsto que el Programa de Alimentación Escolar (PAE) se extienda a los 365 días del año, para que los niños tengan asegurada su manutención también en vacaciones. En cuanto a educación, Bolívar proyecta descentralizar la Universidad Distrital, de suerte que los estudiantes no tengan que desplazarse desde Bosa, Suba, Usme y otras localidades.
Volviendo al problema del hambre, el candidato se propone echar a andar un fuerte plan contra este azote, la más propicia y ambiciosa idea para combatir la inseguridad, en cierta forma fruto del hambre, que a la vez se relaciona directamente con la salud pública, ya que no es concebible una población sana bajo los parámetros de desnutrición que vive la ciudad.
Todo esto indica que Bogotá se debe fijar en una persona que tiene las cosas claras y no divaga en propuestas efectistas, así como no esgrime mentiras contra sus contrincantes. Bolívar comprende que los problemas tienen solución si se analizan y enfrentan con una mirada clara e inteligente, es decir, tomando en cuenta la interdependencia de los numerosos campos de la realidad objetiva.
Entonces, ya sabemos: cuando Gustavo Bolívar expone su pensamiento político en la campaña por la Alcaldía, lo hace gracias a sus conocimientos, los mismos que le han permitido publicar un buen número de libros de contenido social, que le han valido varios premios nacionales e internacionales, sin hacer alarde.
Por otra parte, es importante saber que Bolívar ha recorrido las grandes capitales del mundo, nutriéndose de saberes concernientes a una ciudad moderna, como en su momento lo hiciera Fernando Mazuera Villegas, cuatro veces residente del Palacio Liévano, con el ojo puesto con más énfasis en el respeto por el ser humano.
A este perfil intelectual y político de Bolívar se le debe sumar el núcleo de su lucha contra todo aquello que afecte el bien común. Ahí está un punto clave y decisivo que los ciudadanos han de sopesar en el momento de votar y que se materializa en pocas pero dicientes palabras: honorabilidad, rectitud, pulcritud, pensamiento ético, ejemplo de vida, nobleza y ganas de hacer en materia de comida, salud, educación y seguridad, partes de una misma problemática.
Tris más. Duelen los niños de Palestina y de Israel. Duele mucho la estupidez humana.
* Sociólogo, Universidad Nacional.
