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Revelaciones del soma

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Mario Méndez
04 de septiembre de 2023 - 02:05 a. m.
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Ahora que salen a flote algunos torcidos que fueron engavetados o que no se movían, a pesar de los estremecimientos telúricos de agosto, recordamos los hallazgos tempranos en personajes que luego se mostraron con claridad en casos no gratos de su actividad pública. La lectura de expresiones corporales de esas figuras permitió —permite— descubrir precozmente ciertos rasgos que luego se confirmaron como huellas de conductas extraviadas.

Siempre descubrimos esos cruces de camino entre el poder y los procederes punibles o por lo menos carentes de “presentación”. Para evitar aspavientos y exigencias de pruebas (muy graciosas esas salidas de algunos señalados públicamente), no resulta práctico dar nombres, pero quienes se mueven por la escena social y política habrán percibido muchos casos dentro de la fauna política.

En esta misma tónica, alguna vez el ya fallecido escritor y columnista Antonio Caballero hizo un retrato muy agudo sobre la personalidad de un conocido hombre de las arenas oficiales y paraoficiales. Se basaba aquella pluma terrible y certera en cómo se mostraba su objeto-sujeto de análisis, señalando particularidades como la mirada, la fijación o la huida de la misma, sus inquietudes no disimuladas, sutiles tics faciales… en un conjunto de “datos” para quien sepa descifrar lo que dice el cascarón humano.

En el plano familiar, el trato con nuestros hijos niños nos enseñó a interpretar lo que escondían al cometer una pilatuna o decir una mentirilla. Allí sacábamos las armas cognitivas que da la vida para conversar con el hijo, a quien teníamos que tratar con el cuidado que exige no agravarles sus “inocentes” conductas corregibles. Más tarde, con el concurso de las ayudas que dan la psicología y algunas nociones de las ciencias afines, asumimos el entorno social que nos correspondió, a fin de entender dónde estábamos parados y qué clase de liderazgo se ha impuesto en estas tierras a través de la historia, en un medio —nuestro medio— tan desajustado y calamitoso como el que nos tocó como pueblo y como nación, como sociedad.

Dentro de ese liderazgo colombiano, en la estructura burocrática, el caso en que más se reflejan las grandes lacras que nos avergüenzan —y nos dañan el rato, un larguísimo rato de nuestra historia— es quizá la elección de funcionarios.

Al escribir esta nota, hacemos memoria in pectore —para nuestros adentros— de un puñado de personajillos que se encumbraron y llegaron hasta donde nunca lo hubiera permitido un país decente, algo que duele decir. La continuación de este cuadro social dependerá de lo que hagan los jóvenes, rebelados, como hemos visto, contra los vicios que nos identifican. En nuestros contactos cotidianos con los muchachos empezamos a detectar luces esperanzadoras, aunque todavía débiles. Ahí radica una gran responsabilidad para quienes ejercemos tareas pedagógicas y buscamos asimilar el día a día de la vida social.

Tris más. Mirando hacia adelante, el país debiera desatar una febril actividad en el campo de la puericultura, la disciplina que permite orientar tempranamente los comportamientos del niño en su paso hacia la edad adulta. Así habría futuro.

* Sociólogo, Universidad Nacional.

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Javier(qfigf)05 de septiembre de 2023 - 12:49 p. m.
Para un real cambio de este país habría que empezar por culturizarlo. En algún momento nos enfocamos en trasmitir conocimiento y nos olvidamos de la cultura, de ahí tanto cafre con titulo académico escalando en la sociedad y en el gobierno, haciendo lo que saben hacer: sacar provecho propio de lo que aprendieron
Carlos(64126)05 de septiembre de 2023 - 01:00 a. m.
"...el país debiera (sic) desatar una febril actividad...": creo que lo correcto es "debería".
Juanmi31(37703)04 de septiembre de 2023 - 03:02 p. m.
El columnista se referirá, acaso, a una indiecita que hay que vigilar y tenerla cerca para evitar que se desboque y cuente lo que no debe para evitarle males al país?. Hummmnn.
Heliodoro(58669)04 de septiembre de 2023 - 02:54 p. m.
Tomando la teoría de Labroso me gustaría conocer "la trucha" del tal Atenas para corroborar la imagen que de el tengo. No creo equivocarme
Gines(86371)04 de septiembre de 2023 - 01:28 p. m.
¿Recuerda la teoría de Cesare Lombroso? Según este criminólogo, los rasgos físicos determinaban al criminal potencial. ¡Teoría desvirtuada! ¡Basta ver al matarife y a su marioneta! El primero con cara de seminarista y el otro de gilipollas anodino. En ese orden de ideas, Mario, la lectura de expresiones corporales no funciona con ellos, se muestran impertérritos ante sus crímenes documentados y, por el contrario, ante las pruebas, adoptan actitudes de mártires y perseguidos políticos. ¡Plop!
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