Que el mundo y este país son un mejor vividero en este siglo parecen desmentirlo las escalofriantes cifras relativas a la violencia contra periodistas y violaciones a la libertad de expresión.
Obviando el perturbador pretexto de que el aumento se debe a que ahora los barómetros son más precisos o más visibles, hay que decir sin ambages que el mundo es más peligroso que nunca para el periodismo en estas dos últimas décadas, y que el nuestro es uno de los seis países con mayor riesgo para el oficio, como lo documenta Reporteros sin Fronteras.
Son, por lo menos, 1.668 periodistas asesinados desde 2003, con una media cruel de 80 por año. Colombia ha puesto la cuota de sangre de 31 reporteros. Desde 2018, según la FLIP, las violaciones a la libertad de prensa superan las 600 cada año, acercándose la ignominiosa cifra de dos víctimas, en promedio, cada día. El año pasado aparte de los cuatro asesinatos por razones profesionales, dos documentados y dos en estudio, hubo 248 periodistas amenazados, 95 víctimas de hostigamientos, 70 de estigmatización y 57 violaciones al acceso de la información.
Es un cuadro de miedo que nos pone en el cuadrilátero de todas las violencias con México, Brasil y Honduras en esta parte del continente, pero sobre todo de impotencia, por la proverbial impunidad.
Aterra que, aquí y afuera, como señala RSF, el trabajo asociado de los reporteros aparte de los conflictos y la corrupción extienda su manto al cubrimiento medioambiental, en asuntos sensibles como deforestación y minería ilegal, y de derechos humanos, en temas de tierras, comunidades étnicas y líderes sociales.
Con razón descendimos de forma tan abrupta como preocupante en la clasificación mundial de RSF. Del puesto 134 pasamos al 145 entre 180 naciones con sensibles bajonazos en los indicadores relativos a los ámbitos políticos, legislativos, económicos y sociales. También se incrementó en los últimos seis años la violencia contra las mujeres periodistas.
Todo un efecto bola de nieve, imparable, inexorable que contradice cualquier augurio acerca del mejor estar de esta humanidad indolente con la suerte de sus periodistas. @marioemorales y www.mariomorales.info
