Seguimos tropezando con la misma piedra, la misma hipocresía y la misma retórica barata para justificar un conflicto interno indefendible. Es el riesgo de dialogar de manera multiforme y simultánea con grupos con tan disímiles ideologías y principios, cuando los tienen.
Algunos ilegales insisten en negociar en medio de la guerra desnuda. Buscan sacar ventaja del dominio violento territorial y de la posibilidad de un acuerdo, que alejan con su accionar cobarde e inhumano, justificando acciones criminales al decir que no firmaron tratados internacionales.