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El país de las maravillas

Cuestión de talante

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Mario Morales
06 de diciembre de 2023 - 02:05 a. m.
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Avanzan la década y el siglo y seguimos igual, que es otra forma de empeorar, así los propósitos decembrinos nos quieran hacer creer o pensar distinto.

Miren no más, en medio de tantos balances, esa cifra absurda que habla de nuestra tendencia autodestructiva: 41 quemados con pólvora en los tres primeros días de diciembre. De nada valen campañas, espejos ni el sentido común. O esa otra de las 90 masacres, con la reciente en Santa Fé de Antioquia; expresión de que aquí entendemos la diferencia como eliminación brutal del otro. O las vergonzosas 237 muertes por desnutrición de niños y niñas, según el Instituto Nacional de Salud, que son una bofetada repetida a un país que se precia de estar en vías de desarrollo, para no mencionar los casi siete millones de pobres extremos, sin que a nadie parezca atragantársele los privilegios por solidaridad o simple pudor.

Ya ni siquiera el fútbol es capaz de tapar tanta ignominia, infestado como está de hedores y malas prácticas, como lo atestigua la violencia en los estadios este fin de semana, y que ya no ameritan debate ni medidas. Sí, es una muestra, como decía un comentarista, de que el país está mal, como lo ha estado desde hace cuatro décadas, gracias a los mercachifles, las apuestas, los intereses camuflados y las voces incendiarias o cómplices en los micrófonos.

Hasta el aire que respiramos ha entrado en zona crítica para reforzar el ambiente irrespirable del debate público por culpa de la terquedad o los lenguajes de odio.

Nada distinto, como lo avizoran Medellín, Barranquilla, Cali y Bogotá, que en el próximo cuatrienio escarbarán otra vez en el pasado lo que no pudieron hallar en este presente para el olvido, salvo la certeza de cemento continuo y la degradación del transporte público con promesas que ya han probado su espléndido fracaso.

Ruedan las calendas, cambian los nombres o las denominaciones, pero lo único constante es nuestra proclividad a repetirnos en las taras, los descaches y las carencias que hacen parte de nuestro talante, esa disposición que tenemos para hacer las cosas, para no hacerlas o simplemente para, pretendiendo inocencia, dejar que pasen.

@marioemorales

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Juan(45350)07 de diciembre de 2023 - 03:47 a. m.
Excelente...ha puesto el dedo en la gran llaga en que se convirtió el plantanal
Julio(87145)06 de diciembre de 2023 - 04:00 p. m.
Excelente reflexión
ANA(11609)06 de diciembre de 2023 - 03:40 p. m.
Magistral descripción de lo que nos pasa. "...aquí entendemos la diferencia como eliminación brutal del otro". Veo a Hernán Cadavid, tiene una columna en YouTube, Cofradía, amenazado por pensar diferente, y sin posibilidades de que la fiscalía investigue quienes son los autores de dichas amenazas. ¿A quién le corresponde evitar las masacres y quién debe investigar si suceden? ¿Qué pasó con los comedores comunitarios? Esta situación está para llorar.
CARLOS(lcggj)06 de diciembre de 2023 - 01:09 p. m.
No le faltan razones a MARIO, para expresar lo que siente. No obstante, prefiero más a los seguidores de LEIBNIZ, que a los inclinados por SHOPENHAUER.
Florentino(02861)06 de diciembre de 2023 - 01:05 p. m.
Maravillosa columna; refrescante en medio de tanto odio.
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