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El país de las maravillas

Desmemorias para el olvido

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Mario Morales
14 de junio de 2023 - 02:00 a. m.
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Lo acontecido el fin de semana, como casi todos, es muestra fehaciente de que al periodismo se le está escapando el mundo, como decía García Márquez. Y al decirlo, hay que remarcar excepciones, que las hubo, para no caer en generalizaciones.

La evidencia es esa historia maravillosa del hallazgo de cuatro niños indígenas, no suficientemente contada, o construida a retazos, con ese improvisado formato Frankenstein que se tomó las redacciones y que intenta narrar, sin lograrlo, sucesos a punta de reacciones, comentarios espontáneos, añadidos insulsos, posteos o especulaciones, una realidad que nos sobrepasa porque no pudimos asimilarla a través del lenguaje, relegado a la insistencia cansina de lo insólito del milagro repetido, al lugar común de construir héroes a diestra y siniestra, a versiones por falta de reportería y de salivar mientras se adjetiva y viceversa.

Al margen se intuía el sufrimiento sin nombre, tercer apellido de quienes habitan eso que llamamos territorio: desplazamiento forzado, maltrato familiar, insalubridad, soledad sin nombre y proverbial olvido estatal. Todo condensado en esa obsesión de nuestra realidad por construir relatos de no ficción.

Esa, y no la sectarización, el freno de mano a lo que huela a cambio, el odio visceral por los de abajo, la construcción de Petro como malo de la película, el micrófono fácil, la cámara gratuita, el testimonio manipulado o la foto maquillada para ideologizar a nombre de unos pocos… esa, decía, es la imagen genuina de lo que se rotula como la ‘Colombia profunda’.

Esa y la del inadvertido paro en Chocó, los intríngulis de la tregua con el ELN, el destino aplastante de mineros ilegales, las repercusiones en el bolsillo del ciudadano de a pie de indicadores económicos que suenan como alarma cuando suben y que nadie explica cuando bajan, son historias que se dan silvestres que no se cuentan o que, plenas de significado, pierden sustancia en la mediación opinativa, prejuiciosa, cuando no perversa, de quienes insisten en llamarse reporteros, con tiempo completo frente al computador y horas extras de indignación en las redes sociales, protagonistas del encendido debate sobre un país que ya no está o ya no es.

@marioemorales

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Sergio(3490)15 de junio de 2023 - 01:59 a. m.
"(...) la sectarización, el freno de mano a lo que huela a cambio, el odio visceral por los de abajo, la construcción de Petro como malo de la película, el testimonio manipulado o la foto maquillada para ideologizar a nombre de unos pocos.. indicadores económicos que suenan como alarma cuando suben y que nadie explica cuando bajan, son historias que se dan silvestres que no se cuentan o que, plenas de significado, pierden sustancia en la mediación opinativa, prejuiciosa, cuando no perversa..."
Juan(45350)15 de junio de 2023 - 01:57 a. m.
Excelente columna
Fredy(2758)15 de junio de 2023 - 12:51 a. m.
Viva el Pacto Histórico, viva Gustavo Petro, viva Francia Márquez, carajo!!!
CARLOS(lcggj)14 de junio de 2023 - 09:09 p. m.
Resulta grato a quienes nos encanta la lectura crítica, es decir, contextualizar, leer entre líneas, cotejar, sopesar, eludir sesgos, analizar a profundidad, etc., encontrar a periodistas honestos, imparciales, ponderados y autocríticos como usted. Indudablemente, señor Mario Morales, una parte del periodismo en Colombia, está en franca decadencia, no es confiable, manipula, intenta direccionar cosas, se ideologizó. Ojalá corrijan el rumbo a la mayor brevedad.
Harold(32718)14 de junio de 2023 - 06:14 p. m.
Es el periodismo espectáculo qué repite hasta el cansancio las mis frases molidas pero ni siquiera se toman la molestia de saber de antemano a qué comunidad y pueblo indígena pertenecen o qué lengua hablan. Ejemplo, el reportero de caracol TV en San José que le pregunta a la abuela por la lengua que habla, obviamente sin respuesta
  • Harold(32718)14 de junio de 2023 - 06:16 p. m.
    Periodismo mediocre, igual que los políticos y funcionarios que sacan pecho, pero indiferentes ante la suerte de los niños indigenas porque no saben nada del país.
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