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No cuajó la estrategia de victimización del expresidente Uribe y del cada vez más reducido séquito de plañideras que dice seguirlo, luego de que se quedó sin alternativas frente a la firmeza de la administración de justicia y la contundencia de las pruebas que llevaron a declararlo culpable en dos delitos civiles.
Tampoco florecieron las presiones simbólicas, mediáticas ni reales, hasta el punto de exacerbar los miedos por lo que podía suceder si era encontrado culpable. Una vez más, la rama judicial, con aplomo y transparencia pudo resguardar la institucionalidad, la justicia y el sentido común.
En lo único que ha sido eficiente la diezmada oposición es en el vilipendiado arte de combinar la sapería con lagartería para buscar aprobación en la reducción de ayuda económica en la Cámara estadounidense y las intromisiones en forma de declaración de miembros del gobierno de ese país y de congresistas republicanos contra el valiente sentido de fallo emitido el lunes. Es una jugada de kamikazes con pretendido efecto en esta campaña pero que, en cualquier caso, afectará al próximo gobierno y al país todo.
Más allá de la sentencia, las apelaciones y revisiones, el episodio marca el punto de giro y declive de la relación del expresidente con su bancada toda vez que pasa a convertirse en un fardo al tiempo que en un blanco fácil de campaña.
De fenómeno político, Uribe pasó a ser fenómeno de opinión y luego, escasamente, fenómeno algorítmico en la idea avivar la rabia que otrora le permitió resucitar y liderar un combo de admiradores e interesados que se agotó en sí mismo.
El juicio sirvió, eso sí, para que a politiqueros y líderes de opinión, entre ellos periodistas, se les cayeran las caretas o lo que quedaba de ellas. En medio de ese naufragio no es difícil predecir el éxodo paulatino y taimado de precandidatos de esa bancada hacia terrenos menos yermos. Y la aparición fugaz de supuestos herederos de formas de hacer política que, entre líneas, también fueron condenadas tras larguísimos 13 años de proceso judicial. Pero que fragüe alguno…
