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El país de las maravillas

El ministerio de lo importante

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Mario Morales
20 de julio de 2022 - 05:30 a. m.
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No se sabe cuándo nos descarrilamos del lado serio de la historia y nos entreveramos en los berenjenales de las nimiedades y las levedades que no nos dejan ver más allá de nuestras narices.

Por eso hoy parecen más “actuales” las veleidades de alguien que dice llamarse Íngrid Betancourt y de quien nadie se acuerda por qué es que es importante, o el libreto de un discursero sin fondo como Iván Duque para la celebración de la fiesta patria. Los decires de la primera y la mala retórica del segundo no cambiarán un ápice nuestra compleja realidad y menos ahora que están de salida y cuesta acordarse hasta de sus nombres. Que el tiempo y el olvido, los grandes niveladores de la historia, les hagan justicia, igual que a quien se apellida Pastrana y solo viene al presente en las muestras de archivos de noticieros televisivos.

Se entiende entonces por qué a nadie parece interesarle la posesión de un ente anodino que en los anales de esta llamada república se denomina Congreso, pero del cual solo tuvimos noticias por escándalos, peleítas sin fondo y una larga puesta en escena de “trabajo” remoto para hacerse prescindible, mientras el resto del país estaba en la presencialidad.

A su sombra crecen y florecen influenciadores sin rumbo, activistas de doble agenda, seudoperiodistas, cantantes de medio pelo, artistas venidos a menos y futuros líderes con apellidos extremos como ese de Polo o nombres dizque ingenuos como Anatolio.

Y ni hablemos de “temas de coyuntura”, por más insólitos que parezcan, entre ellos el de obtener una nueva licencia de conducción, o las celebraciones del minambiente por reducción mínima en el crecimiento de la deforestación, o si una coma determina una curul de paz, o si las bebidas azucaradas pertenecen a la canasta familiar.

Si no fuera por las razones obvias, cabría proponer el ministerio de lo importante, para tratar de evitar en estas dos semanas que continúe el saqueo gubernamental y que la devaluación de la vida, tasada en $100.000 y un arroz chino con los falsos positivos, rompa su piso.

www.mariomorales.info y @marioemorales

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