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La culpa es de todos

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Mario Morales
10 de agosto de 2008 - 10:46 p. m.
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RESULTÓ FALSA, POR FACILISTA, LA premisa de que no íbamos a conocer los entretelones de la Operación Jaque.

Pocos operativos secretos habían tenido un cubrimiento tan completo como ese. Impecable producción a dos cámaras, una desde la óptica del ejército y otra con el encuadre del guerrillero Gafas (alias que no da garantía sobre las tomas). Ejemplo de equilibrio informativo que contradice esa otra premisa de que la historia la cuentan siempre los vencedores.

Si así no más, vamos en que no fue uno sino fueron tres los petos de la Cruz Roja utilizados, que no se usó uno sino dos logos de canales televisivos, no es difícil imaginar los nudos dramáticos, como dicen los libretistas, que habrá cuando aparezca ese segundo video, las grabaciones estadounidenses en los recovecos de la selva y, por supuesto, las imágenes y audios que los más sagaces participantes en el operativo hayan capturado con teléfonos celulares. Faltará para reunir todo ese materia un poco de “la más pura reportería”, de la misma que utilizó RCN, según su directora de noticias, para conseguir el primer video.

Sería ejemplo de interactividad, de trabajo en equipo, de narración colectiva para tener la película completa, con la que soñó Oliver Stone cuando filmó la fallida entrega a Chávez del hijo de Clara Rojas, el 31 de diciembre pasado.

Claro, esas revelaciones causarán uno que otro escozor y pondrán en jaque una que otra verdad. Pero el trauma será transitorio. Al fin y al cabo, desde chiquitos estamos acostumbrados, y sin escandalizarnos, a que la mentira y el engaño formen parte de nuestras narrativas, como lo sabemos desde Pinocho hasta Cenicienta, pasando por Blancanieves, Pedrito y el Lobo, y especialmente por el Gato con Botas.

Bueno y quizás susciten avalancha de rosarios en el Palacio de Nariño, en busca de expiación, y hasta suspensión temporal del segundo y octavo mandamientos de la ley de Dios. Menos mal estamos en pleno debate de reforma a la Justicia.

Y que se queden tranquilos el ministro Santos, el mando militar, el Presidente y sus asesores, que están exonerados de culpa. Ya lo decía olímpicamente un proverbio chino, de origen prehistórico (es decir, mucho antes de que Uribe comenzara a gobernar): “La primera vez que me engañes la culpa será tuya, la segunda, será mía”, y la tercera de todos, deberíamos añadir con unanimismo, dándonos golpe de pecho.

www.mariomorales.info

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