Miradas en bruto, las cifras sobre desempleo —una disminución de 4,5 puntos porcentuales a agosto de 2021, como lo reporta el DANE— pueden sonar halagüeñas. Pero, aterrizadas en carnitas y huesitos, es indecente seguir considerando empleo toda labor continua que tenga como pago menos de un salario mínimo.
Que, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, un poco más de seis millones de colombianos hubiesen recibido medio salario mínimo o menos en 2020 es impresentable para esta sociedad que ya comienza a llenarse la boca hablando de recuperación, en medio de la creciente desigualdad, el tercer apellido que tienen la inmensa mayoría...
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