¿Qué tienen en común la operación trumpista Lanza del Sur sobre Venezuela y la insistencia en una presurosa encuesta, en apenas tres semanas, del controvertido, camaleónico e intimidante Abelardo de la Espriella?
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Se trata, mutatis mutandis, de la puesta en escena de una estrategia de propaganda política implementada en 1932 por Goebbels, cuando el partido Nazi estaba de capa caída, que documentó el teórico Jean M. Domenach. Relata cómo el ministro de Propaganda, ante la desbandada de prosélitos, enfocó líderes y esfuerzos en unas elecciones parciales de un pequeño distrito, donde triunfaron e hicieron creer al resto de la nación que Hitler, a pesar del descrédito e incredulidad, estaba de vuelta.
En la idea de construcción de su propio mito nada será convincente si Trump no recupera influencia en su patio trasero, con el bonus track de una de las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo. Acudiendo al reflejo y a la inhibición condicionadas de Pavlov, mediante la amenaza de la fuerza aeronaval más poderosa del planeta y la zanahoria de la negociación en pos de una claudicación, así sea parcial, el presidente busca sentar precedentes para Colombia, México y otros países del área sin disparar un solo misil.
De la misma manera, el autodenominado tigre colombiano, aspira, montado en las liebres ilusorias de un evento minúsculo y unas presuntas encuestas mezcladas con apuestas, a aprovechar sus 15 minutos de fama y, pasando por encima de sus colegas de derechas, a convertirse inopinadamente en candidato de una pretendida coalición, en la que no cree ni él, antes que se le aparezca, como es previsible, un contendor que lo ponga en su lugar. Él y sus asesores saben que la visibilidad sin sustento es efímera.
Son, como lo denominan los cánones, estrategias piloto fundamentadas en el rumor político, aupadas por dinámicas digitales y el culiprontismo de medios y analistas que dan por sentadas especulaciones tendientes a crear fenómenos políticos con ayuda del inflamil, ya que nadie, por culpa de la ley y de la estigmatización de la oposición, le puede echar la culpa a las encuestas.
http://mariomorales.co y @marioemorales