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Esa frase repetida de “un fallo político” desnudó la estrategia defensiva del expresidente Uribe. No se trataba de utilizar el fallo judicial condenatorio como base en la exigua plataforma política de sus huestes. Saben que entre ellos no hay opción de una candidatura viable. El objetivo es utilizar la campaña electoral para salvar su nombre de la picota pública que ahora ocupa para la historia.
Hacer invivible la república con mensajes virulentos que les funcionaron hace seis años, pero hoy suenan repetitivos; hacer lobby internacional para allegar pronunciamientos y hasta sanciones, así tenga que pagar la población; o construir denuncias moralistas o desinformaciones descalificadoras buscan meter miedo para amilanar o arrinconar a los jueces que revisarán la andanada de tutelas que se viene y luego la apelación para esquivar la condena y ratificar ese imaginario de que con él no se mete nadie.
Eso, entre los leales que le quedan (el resto son interesados o no tienen a dónde ir), implica el sacrificio de simplificar cualquier propuesta y unificar el discurso sobre la pretendida injusticia contra Uribe, cacareando, a falta de jurisprudencia, los más peregrinos argumentos como ese de “cómo es posible que otros delinquieron y están libres y Uribe no”, o de que “él nunca se enteró de las andanzas y triquiñuelas de su círculo cercano investigado o detenido”. Se trata de una directriz que trastoca los planes de quienes siguen pensando en el “favor de Uribe”, porque los obliga a aplazar una vez más sus aspiraciones personales, con un condicionante aún más paralizante: que si Miguel Uribe se recupera, él sería el candidato formal.
Ese conformismo explica la invisibilidad de todos ellos en las encuestas. Ciertamente no merecen un rol de liderazgo en su gallinero ni en el vecindario donde cada día llega un gallo nuevo a cantar, con el mismo tono gritón, agresivo y escandalizante. ¿Se les acabaron las neuronas a los asesores de campaña?
De repente ya no se trata de política ni “salvar al país”, sino de salvar a Uribe, como sea.
