Como en el fútbol, las fases de las campañas políticas se acaban cuando se acaban, como diría el refranero popular de la obviedad. Pero la farragosa actividad de este año (por llamarla de alguna manera) llevó a la oposición a pedir “tiempito” mientras ponían sus pobres humanidades agobiadas y dolientes al sol de los venados, al sol de los delfines o al sol de las serpientes, que cambian de piel y se mimetizan.
Como piensan en pequeño y a corto plazo no se imaginaron que, al cierre de 2025, no solo se iba a decantar la lista de aspirantes a la presidencia con un jalonazo del grupo líder, como se dice en ciclismo, para dejar, estirando mucho la cuerda, si acaso una decena de opcionados, que podrían ser cuatro o cinco dependiendo de cómo asimilen los mazazos del histórico incremento del salario mínimo y de la recolección de firmas con miras a una constituyente. El gobierno deja así fijada la agenda y su tono, por lo menos para enero, mientras los economistas siguen enredados en teorías, que tiene más de emoción y temor que de análisis y sesos.
Pero el clima de opinión, que se convertirá, tras el breve receso, clima de fuerza plantea una pelea de zorro con tigre amarrado y ocupado mirando pececitos y corales como tanto criticaba. Otros, en tanto, cambiarán de catalejo y se enfocarán en alcaldías como la de Bogotá que no tiene la culpa de sus fracasos y frustraciones con fines electoreros u optaran por bloqueadores y protectores para evitar la quemazón de la primera vuelta.
En todo caso hoy, esta noche, habrá más de uno atragantado con las uvas todavía verdes con las que pensaban brindar. Empezando por los afamados estrategas y los jugadores non sanctos en encuestas chimbas y apuestas manipuladas, a los que les dirá el recientemente desaparecido Rafael Ithier, director del Gran Combo, “pa’ la escuelita otra vez”, a repetir la lección de no perderle la pista a los goles en tiempo adicional. Feliz año y ¡que lleguen muchas bendiciones!
@marioemorales y http://mariomorales.co