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No han entendido. Esas mentes superiores que desconfían de los puntos propuestos por Juan Fernando Cristo en el Acuerdo Nacional creen que todo estamos a su nivel, e ignoran que una verdadera reforma política comienza por los elementos fundamentales que la rigen y que, por abuso de prácticas indebidas, se diluyeron en la desmemoria nacional.
Es menester unir al redil. Urgen predicadores que, como antaño, invoquen lo fundamental, lo que nunca cambia. Hay que concentrar la atención perdida por culpa de tanto reguetón, redes y videos intimistas.
Más que nunca es necesario el tono catequístico de ese rebelde cucuteño luego de su segunda venida para tan altos ministerios. No sobra decir que pecó por parvedad en esta época pródiga en buenas intenciones. Por eso, con espíritu de ilustración y generosidad, es urgente alimentar la lista antes de que lleguen los constitucionalistas y lo vuelvan a echar todo a perder.
Hacen falta otros llamados en ese plantel para la discusión como: no transfuguearás. No bodeguearás contra tu prójimo. No rendirás falso testimonio para salvar tu pellejo. No aplazarás tiempos judiciales con bravuconadas. No despoblarás centros proyectados. No vagabundearás mientras eres alcalde. No gobernarás en cuerpo ajeno. No pasarás de agache para marcar en las encuestas. No procurarás puestos superiores desde cargos públicos. No despreciarás estudios previos de obras capitales. No cobrarás peaje a tus empleados ni contratistas. No harás trizas procesos anteriores. No cazarás peleas en busca de likes. No falsearás positivamente operativos militares. No ningunearás personas, eventos o acciones de otros. No utilizarás en vano el periodismo para hacerte a un nombre. No fiscalizarás feudos ajenos mientras no saques la viga de los propios…
En tres mandatos se debe resumir la nueva práctica política: no robarás ni con aires “robinjudescos”, no intentarás refundar la patria y, sobre todo, no te inventarás nuevos mandamientos.