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Lo de Providencia es otra de nuestras vergüenzas históricas. Desde la deuda ancestral hasta el desprecio del, enhorabuena, ido desgobierno de Duque, no terminamos de quedarles mal a los territorios insulares.
Más que los costos y los inexplicables sobrecostos, más que el deterioro actual de las intervenciones a un año largo de realizadas, más que la desolación por un drama que no termina para ellos, duelen e indignan esa mirada y ese trato centralista, paternalista y condescendiente de quienes, como sucedió con todo lo demás, desde sus oficinas jugaron al ensayo y error con los problemas nacionales durante los cuatro años más perdidos de que tengamos noticia.
Ese fue el problema de delegar soluciones en quienes a la inexperiencia sumaron cinismo y dejaron una mancha siniestra en sus actuaciones, de la que apenas sobresale el espejo retrovisor que ostentaron cada jornada para ocultar su estulticia y ahora lo quieren proscribir para evitar que sigan saliendo escándalos debajo de cada piedra.
Hallazgos como la desfinanciación del ICBF, la absurda e inepta nómina de asesores y asistentes en la misma Presidencia o los premios a sus amigotes con funciones inexistentes en el exterior serán, y es hora de irse preparando, el pan nuestro de cada día, en la medida en que los funcionarios entrantes vayan quitando las telarañas y prendiendo las luces sobre los escombros que dejó Duque, que nos devuelven lustros, así ahora ramplonamente confeccionen sobre medidas estadísticas de crecimiento económico y las quieran hacer pasar como transparentes.
Por eso no resulta halagüeña la celebrada elección del contralor ni las tantas palmaditas en la espalda, como tampoco lo fue con los destinos de la inexistente Procuraduría. ¿Será que aparte de cada hecho vergonzoso tendremos que acostumbrarnos a sus disculpas pueriles y a sus burlas socarronas? Quedamos en manos del periodismo y las filtraciones.
Moraleja. Vergonzoso también es el espectáculo de los congresistas atornillados a sus salarios, vehículos y prebendas. Legitiman el imaginario de que llegan allí como quien va a una piñata. ¿Cuándo se ocuparán de lo importante?
@marioemorales y www.mariomorales.info
