Es verdad, solo hay ruido. La hojarasca de la campaña demuestra lo obsoleto del sistema electoral, no solo por lo ineficiente, sino porque perpetúa las brechas de cultura traqueta que corre por nuestras venas. La tiranía del billete, el salto en la fila, el soborno, el chantaje de fake news y la pretendida popularidad como estrategias de propaganda han antepuesto, ya sin recato, la rapiña de intereses personales al viejo sueño de servicio de los cargos de elección popular.
A los decálogos programáticos con valores democráticos los ha reemplazado el verbo sonar en todas sus acepciones. La contienda para la conformación de...
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