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Esa es la paradoja. El presente político es esta sarta de mediocridad inmóvil que hoy vemos, mientras el pasado parece ser dinámico, a juzgar por el sartal de posverdades y prejuicios con los que hoy quieren reconstruir los sucesos que hoy nos tienen como nos tienen.
De modo que coyunturas como la toma, pero especialmente la retoma del Palacio de Justicia no son como nos dijeron, supimos o presenciamos algunos de nosotros, sino como se la imaginan a conveniencia los pésimos cuenteros que han pasado por los medios acomodando sus relatos, con estrategia de sastre, para limpiar los pecados de un Estado que no solo fue incapaz de defender la institucionalidad, sino que, como los genes que aúpan enfermedades, se torció y terminó por minarla.
Un poco más y habrá que matricularse en la nocturna para resetear la memoria y alfabetizarnos en realidades paralelas, como hoy hacen con algunos feligreses confundidos en campañas fosforescentes que tienen como único plante, y en medio de tantas oscuridades, haber reunido algo menos de 14 mil almas. Ah, pero no es sino ver cómo se engorda el relato grandilocuente de medios aliados y analistas fletados…
Lo mismo pasó con la recordación de la tragedia de Armero, de la cual hoy todo el mundo dice que avisó. Con razón no hubo reacción: no había nadie que escuchara. Y lo mismo va a pasar con cuanta efeméride se atraviese en estos 200 días de campaña en los que no habrá verdad sólida ni perdurable…
Quizás no seamos más que la prueba que confirme la reciente investigación de la Universidad de Surrey que propone que el tiempo, en el mundo cuántico, no solo se mueve en una sola dirección, sino que puede fluir hacia adelante y hacia atrás…
Quién quita que en la historia que consuman en medio siglo, estos cinco lustros del nuevo milenio sean, gracias a la versión retro de los candidatos del futuro, nuestra época dorada, plagada de políticos honestos y de ciudadanos de bien; y que nuestras desavenencias, que hoy llamamos guerras, sean solo efluvios de una nación que nacía y estaba destinada a ser el verdadero país de las maravillas. Así todo es posible.
mariomorales.co y @marioemorales
