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Nada es gratuito en esta política nuestra tan desacreditada; o quizás sea por eso mismo. Más que regionales, las que vienen son típicas elecciones piloto y por eso todos ponen la carne disponible en el asador; no solo porque demarcan las presidenciales de 2026, sino porque evalúan favorabilidad de los gobiernos de izquierda locales y nacional.
Lo que está en juego es la continuidad de las opciones de gobiernos alternativos y, con ello, el distanciamiento definitivo de las élites de siempre de los sitios de poder, desde los cuales propiciaron el país que tenemos.
Por eso parece importar —y lo prueban los cubrimientos de medios nacionales— la suerte de las ciudades para matizar la preocupación que tienen los tambaleantes barones electorales, hoy reemplazados por ciudadanías inconformes e indignadas, pero también por contratistas financiadores y una clase económica emergente, donde se confunde lo legal e ilegal…
Por eso Procuraduría y Fiscalía andan metiendo las narices donde no les corresponde, con filtraciones, declaraciones y actuaciones que desdicen de su misión.
Por eso se planean marchas con candidatos mimetizados, que la oposición trata de descalificar buscando la cuadratura del círculo para negar que fueron masivas.
Por eso Claudia López, María Fernanda Cabal y Daniel Quintero juegan cartas duras. La primera, embistiendo con aires de dama de hierro, así se lleve la ciudad por delante; la segunda, combinando todas las formas de lucha, y el tercero, tratando de adelantarse.
Por eso, las pullas de Claudia contra Petro, contra la primera línea, contra todo lo que le pueda ayudar a construir un enemigo creíble.
Por eso, las reacciones contradictorias con respecto al alcalde de Medellín; ¿acaso no querían que se fuera?
Por eso no sube el precio de la gasolina este mes, se agita en el activismo la investigación de Nicolás Petro, se le da inflamil a la investigación de la Procuraduría por decires sin sustento sobre el metro, Uribe vuelve a hacer campaña a pesar del lastre que arrastra…
Por eso a algunos no les importa llevarse el país por delante, si eso se traduce en levantarse de las cenizas… Ojalá quede país para que quepan tantas ambiciones.
