Tuvo que reaparecer el Clan del Golfo con su mal llamado paro armado para recordarle al país los efectos de dejar las cosas mal hechas o dejarlas inconclusas, ambas por acción y omisión de quienes se han lucrado, en todo sentido, de dos décadas de guerra, anomia y territorios sin Dios ni ley.
La captura de Otoniel y su extradición exprés fueron el tráiler de continuidad de la parodia del no lejano desarme paramilitar y la premura del envío a EE. UU. de sus cabecillas para evitar que contaran las verdades que salpican a medio país.
Por lo demás, todo quedó como estaba: armas y combatientes sin tener otra cosa que hacer en los...
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