Está en mora el Gobierno entrante de definir los ejes relacionados con la comunicación y la tecnología, que son vertebrales y guiarán los demás asuntos del Estado. Al muy desordenado de la comunicación política ya nos referimos en una columna anterior, así como un editorial de este medio.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Pero es necesario definir el norte de los medios públicos, una expresión que se ha quedado corta o se ha contradicho históricamente. Pensarlos y concebirlos como tales, por primera vez en la historia, puede ser una utopía, pero de eso se trata “el cambio”.
Lo primero, aunque parezca obvio, es devolverlos a sus dueños naturales: los ciudadanos, para que los apropien y los gestionen según el mandato constitucional, anteponiendo participación a la proverbial y equivocada representación, diversidad a la no siempre acertada mezcla en los contenidos, pero sobre todo pluralismo si es que de verdad se trata de hacer historia.
¿Cómo? Desligándose por completo de la línea editorial para dejar atrás los contaminados medios gobiernistas y propagandistas a cargo del presupuesto nacional, que han escenificado su fracaso no solo por la casi inexistente audiencia, sino por su cercanía con la desinformación y la posverdad.
No se necesitan noticieros oficialistas. De la información se debe encargar la oficina de prensa. En cambio, sí son necesarios programas periodísticos que hagan gala de géneros, estéticas y presencia territorial. Debe haber una columna de fuego entre la gerencia y el departamento de producción. La ideología se defiende con las buenas prácticas, en coherencia con lo que propusieron en campaña. Los actos de gobierno se legitiman con hechos, no con publicidad camuflada.
Se requiere un respeto total por la primera pantalla, casi único canal de comunicación con la Colombia profunda, incorporando la tecnología, pero sin dejarse llevar por sus fuegos de artificio, como tampoco por presuntos influenciadores ni producciones de autor, bien logradas, pero sin audiencias.
Es hora de ser serios y ofrecer garantías de que los medios públicos también se moverán en torno a derechos, y la total independencia es el primero de ellos.
@marioemorales y www.mariomorales.info
