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El único camino es la legalización (Parte 2)

Mario Valencia
19 de septiembre de 2020 - 05:05 a. m.

La política antidrogas colombiana es una mera imposición de la política de militarización y criminalización creada en la década de 1970 por Estados Unidos. Las cifras oficiales muestran que no ha tenido ningún efecto en el consumo en ese país, pero sí un costo altísimo en la destrucción de su tejido social. Según el National Center for Health Statistics, entre 2002 y 2017 ha habido un aumento en el consumo de alcohol y drogas en prácticamente todas las sustancias, medido por edades, origen étnico y sexo.

Entre 2002 y 2018, 1’650.000 personas en promedio cada año fueron arrestadas por posesión de drogas, especialmente marihuana, de acuerdo con el FBI. Esto es tres veces más que en 1980, lo que -además- ha sido un factor del incremento de la desigualdad por la vía de la discriminación, pues el 80 % de los arrestados son población negra o latina, según datos de Betsy Pearl and Maritza Pérez.

Ante semejante fracaso en la política, pareciera que la legalización de la marihuana en nueve estados de ese país va en la dirección de dar un paso desde el prohibicionismo hacia el manejo como un asunto de salud pública. Como ocurrió tras la ley Volstead, los efectos positivos en la recaudación no se han hecho esperar. De acuerdo con Tax Policy Center, tan solo en 2018 los nueve estados recaudaron más de US$1.250 millones en impuestos estatales, unos $4,7 billones a la tasa actual. Otros 18 estados ya están caminando hacia la legalización. Canadá recaudó US$139 millones en impuestos en los primeros cinco meses de legalización y en Uruguay ya hay 20 empresas que generan 3.000 empleos directos.

En Colombia, el único camino probable para la reducción de la criminalidad asociada con las drogas y reorientar hacia sectores productivos parte del colosal presupuesto en seguridad sería la legalización de la producción y el abordaje del consumo como asunto de salud pública, empezando por la marihuana. Debe ser un proceso dirigido por el Estado, que ponga fin a la política impuesta desde el Norte. Allá solo ha corrompido aún más la ya débil escala de valores de su sociedad y aquí propicia toda clase de violencias, para sostener un negocio ilegal que produce alta rentabilidad para unos pocos, pero que al campesino solo le trae pobreza y al consumidor degradación.

Mario Valencia

Por Mario Valencia

Docente de economía de las Universidades Nacional y Cesa.

 

Alberto(3788)20 de septiembre de 2020 - 02:08 a. m.
De acuerdo. La lucha antidrogas es un Instrumento de Dominación.
Luis(14946)19 de septiembre de 2020 - 05:41 p. m.
SE CULTIVA CAÑA , SE PROCESA AGUARDIENTE , SE VENDE EN LICORERÍAS Y EN SUPERMERCADOS , PRODUCE DINERO AL ESTADO , LA CALIDAD LA REGULA EL ESTADO .. EL ALCOHOL ES DE LEJOS LA DROGA SICOACTIVA QUE MAS DAÑOS HACEN A LA SOCIEDAD . SIN EMBARGO ES LEGAL .. NADIE MUERE O SE ENCARCELA POR PRODUCIRLO O TRAFICARLO .. EL CONSUMO ADICTIVO ES DE LA MINORIA Y ES UN ASUNTO MEDICO Y EDUCATIVO
Felipe(94028)19 de septiembre de 2020 - 11:18 p. m.
Una cosa es tolerar marihuana y otra legalizar la cocaína, que es la causa de casi todos los males. La legalización podría ser buena, pero no se puede hacer de forma unilateral por un solo país. Los países de destino deberían también hacerlo, de lo contrario sólo seríamos proveedores de las mafias de la distribución internacional, así sí seríamos un narcoestado.
  • Felipe(94028)19 de septiembre de 2020 - 11:28 p. m.
    Los jóvenes consumidores gringos o europeos y sus familias son víctimas de esas mismas mafias que, junto a sus socios internacionales, controlan todo el proceso de producción y distribución. Eso de que hay producción porque hay demanda es la taimada excusa de los traquetos, cuando son ellos mismos los que crean esa demanda.
  • Felipe(94028)19 de septiembre de 2020 - 11:24 p. m.
    Ni el Congreso USA ni el Parlamento Europeo se van a plantear la legalización de la cocaína, al menos en muchos años. Por tanto, hablar de legalización es un embeleco. Las mismas mafias que controlan la producción junto a sus socios internacionales, se encargan de crear el mercado de destino, captando jóvenes a los que envician y convierten en jíbaros de otros incautos en una pirámide diabólica.
Adrianus(87145)19 de septiembre de 2020 - 06:37 p. m.
Las cifras son más que evidentes de un método aplicado en Colombia por décadas que no ha servido para nada positivo, pues hemos puesto millares de muertos y nos hemos sumido en la espiral de violencia más atroz. Insistir en un método que no da resultados es de tontos, en lo práctico, y de arrodillados, en lo político.
Atenas(06773)19 de septiembre de 2020 - 12:20 p. m.
Es este un diagnóstico médico ante un cáncer terminal en lo pertinente a Colombia, mas lo de USA y sus experimentos en principio afortunados son gajes de los ricos: siempre podrán ensayar nuevas formas en calamidades, y aquí se perdió la oportunidad de sofocar nuestro infierno con el indigno acuerdo guerrillo ya crecido a niveles dantescos en medio de hambruna rural. Amantes de la paz fallaron.
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