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La dieta de agrandar la rosca

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Martín Jaramillo
02 de septiembre de 2023 - 02:05 a. m.
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El problema de los taxis en Colombia es un lío clásico de libro de texto: se crean barreras burocráticas inútiles en forma de “cupos” para regular cantidades en un mercado que puede establecer por sí mismo la cantidad de taxis. Se implementa un bodrio tarifario como si estuviéramos en plena era soviética, en una época en que se pueden modificar los precios en tiempo real, y se exigen estándares de seguridad tan mal diseñados que es difícil pensar que alguno de ellos haya prevenido aunque sea un solo paseo millonario.

La regulación que pretendía garantizar un transporte ordenado, sin abusos y sin atracos nos tiene hoy con un sistema inseguro, desordenado y lleno de abusos. Buenas intenciones, malos resultados.

Cuando hay muchos carros de transporte de pasajeros en circulación, el precio baja y ganan los consumidores: más gente pide servicios por el bajo precio y aumenta la cantidad demandada. Pero cuando el precio es muy bajo, los conductores que más alternativas tienen simplemente se salen del sistema. Por ejemplo, un universitario decide ir a tomar cerveza en vez de manejar en Uber, o trabajar de mesero u ofrecerles tutorías a sus compañeros de estudio. Cuando se reduce la oferta con esas salidas, aumenta el precio hasta el punto en que se llega al equilibrio.

Esa dinámica de mercado es posible porque está la empresa privada ocupando ese espacio. Esa competencia ha derivado en que hoy tenemos un sistema de verificación en tiempo real de reconocimiento facial que ha mitigado significativamente los problemas de seguridad. También, las empresas privadas han ampliado la oferta reclutando activamente a más conductores en ciudades que lo necesitaban desesperadamente y ha utilizado lo más moderno de la inteligencia artificial para establecer precios que no sean demasiado caros, pero que los conductores no queden mal remunerados. La tecnología y el mercado terminaron siendo más útiles para solucionar los problemas de precio, cantidad y seguridad, que lo que hizo la regulación con decenas de sabios escribiéndola.

El diagnóstico del fracaso del sistema de taxis no es un cuento mío, sino un sentimiento compartido por prácticamente todos los actores: el Gobierno, la oposición, los taxistas, los conductores de aplicaciones y los usuarios. Infortunadamente, la nueva propuesta del Gobierno de darles a los taxistas gasolina barata con precio privilegiado lo que hace es aumentar todavía más los beneficios de estar dentro del esquema fallido.

Eso es como solucionar un problema de diabetes bajándose una rosca de bocadillo con McFlurry de M&M’s y Coca-Cola al desayuno.

El precio del cupo se debe a una ficción jurídica, a una leguleyada rentista. Un peaje costosísimo e inútil para dificultarles la vida a los colombianos que quieren prestar un servicio de calidad a otras personas y ganarse la vida sin hacerle daño a nadie. El sistema de cupos no beneficia al usuario, no beneficia al Estado y no beneficia al resto de los ciudadanos, solamente ayuda a quienes están dentro de la rosca y tienen acceso a privilegios gracias a ella.

Mientras en el mundo se está debatiendo sobre las necesidades de nivelar la cancha entre taxistas y Uber a través de un desmonte de las regulaciones que no han sido eficaces, en Colombia lo que se propone es inflar el problema: agrandar la brecha entre el sistema regulado y el no regulado, aumentarles los privilegios a quienes hacen parte de un sistema fallido y subsidiar con la plata de los colombianos más vulnerables el chantaje que hace un grupo de interés.

Para un país que necesita estar a dieta de privilegios, lo que está ofreciendo el Gobierno es ampliar la rosca. Un sinsentido desde cualquier interpretación posible.

@tinojaramillo, martin.jaramillo@email.shc.edu

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Usuario(51538)03 de septiembre de 2023 - 01:00 a. m.
Concuerdo con usted plenamente, señor Jaramillo. Este gobierno (y otros en el pasado, es necesario reconocerlo) ha tomado decisiones equivocadas que privilegian unas roscas o mafias bien montadas, en este caso la de los señores taxistas, unos guaches (en general) que prestan un mal servicio. Le salió mal lo de rebajarles el SOAT a los moteros y ahora emprende otra aventura igualmente cuestionable como la del subsidio a los taxistas. De mal en peor.
Alvaro(31173)03 de septiembre de 2023 - 12:55 a. m.
No comparto que los privilegien. Después; vendrán los motociclistas y se les privilegiara también y por ultimo, los camioneros y no se recuperara el fondo de estabilización , que dejaron tan mal..
Felipe(94028)02 de septiembre de 2023 - 11:16 p. m.
Todo es absurdo en un país que produce el triple del petróleo que necesita, pero importa gasolina. Un país que importa el 30% de los alimentos que consume, pero que dedica 300.000 hectáreas a la siembra de coca y cuyos campesinos cocaleros son expertos elaboradores de pasta base. Un país sin remedio, gobierne quien gobierne.
Giraldo(196)02 de septiembre de 2023 - 10:24 p. m.
Como con los ganaderos, al que no le sirva el taxi que le venda carro y cupo al gobierno (municipal o nacional) para crear una empresa publico privada, como la del acueducto, Asi el servicio se vuelve publico y la tarifa se define con base en el punto de equilibrio. Pura economia de mercados, con un nuevo competidor.
  • Giraldo(196)02 de septiembre de 2023 - 10:25 p. m.
    Igual puede hacer con los camioneros y los buses
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