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#EconomíaParaMiPrima

Reformas tributarias de pase corto

Martín Jaramillo
10 de mayo de 2021 - 03:00 a. m.

Los economistas nos pasamos de torpes, eso está claro. El texto de la difunta reforma tributaria planteaba políticas progresivas que favorecían a los más pobres, modernizaban el sistema tributario y nos conseguían el dinero necesario para pagar las deudas en las que nos metimos en la pandemia. Debatimos varias veces sus aspectos positivos y negativos, pero nos olvidamos de lo más importante, la viabilidad de las reformas depende de las narrativas que corren en la población.

La gente está con hambre, sin empleo y enferma. Para ponerlo en cifras, 2,4 millones de hogares en Colombia no tienen con qué comer las tres comidas del día, 1,6 millones de ellos están así por la pandemia. El 14,6% de la población económicamente activa no encuentra un verraco trabajo y somos más de 100.000 pacientes activos de coronavirus en el país. ¿A quién se le ocurrió que era una buena idea ponerlos a hablar de aumentos de impuestos? Sí, a nosotros.

Por la reforma no se preocupen, ya no va a ir. Lo más probable es que esta reforma, al igual que las anteriores, no solucione ningún problema de fondo: terminaremos pateando el problema al próximo presidente, y este probablemente, a su vez, se lo pateará al presidente que le sigue. Un partido de fútbol que está en empate a cero eliminando a ambos equipos y los jugadores solo hacen pases de un toque, aplazando lo inaplazable. Nadie se atreve a crear algo diferente, y apenas alguien propone una jugada para mejorar el partido, sea buena o mala, el estadio lo frena en seco a punta de silbidos.

El sistema tributario es una papa caliente, podrida y difícil de arreglar, pero ya es suficiente, llevamos 30 años aplazando el problema.

Necesitamos una reforma tributaria radical porque los impuestos en Colombia son muy malos. Primero, las empresas pagan muchísimo; tener un emprendimiento, crear empleo y mantener un negocio en este país es una odisea. Segundo, unos pocos se saltan esas normas con leyes especiales y terminan pagando menos que el resto, poniendo todavía más presión en los que ya pagan. Tercero, una vez recaudamos el dinero mal recaudado, nos lo gastamos mal. Y, como si fuera poco, cambiar el sistema se ha vuelto imposible: siempre, independientemente de lo que se proponga, se termina protegiendo el statu quo de un pésimo sistema tributario con el discurso de que la nueva reforma no es perfecta.

En Colombia el 80% de la gente no se pensiona, y de los pocos que sí lo logran la gran mayoría se pensiona con un mínimo. Los subsidios pensionales no se los damos a gente que llega a la vejez sin pensión o con una pensión baja, sino a las personas con las pensiones más jugosas. Eso sí, cuando alguien sale a decir que eso toca cambiarlo, el país entero le dice que no, que no juegue con el balón, que se devuelva a hacer el pase corto con empate a cero, así eso signifique ser eliminado.

En Colombia también tenemos un sistema de estratos donde algunas personas pobres no reciben subsidios y otras personas muy adineradas sí reciben por el barrio en el que viven. Se han hecho decenas de estudios, mesas de expertos y comisiones que afirman que esa reforma es urgente. ¿Qué pasa cuando se propone cambiarlo por un mejor sistema? Llegan políticos oportunistas a decir que es una reforma en contra de los más pobres: que nos devolvamos al pase corto, que con el empate a ceros estamos bien.

Cuando en la ofensiva no se puede, uno busca alternativas, a ver si logra por lo menos el contragolpe. En Colombia tenemos impuestos malos: el 4 x 1.000, el impuesto al patrimonio y el ICA; casi todo el mundo está de acuerdo con que hay que reformarlos o eliminarlos y repensar mucho gasto del Estado que no es productivo. Eso sí, cuando intentamos recortar el gasto de manera importante, todos los políticos salen a defender su pedazo: la austeridad con los recursos públicos es importante, claro, pero que los austeros sean otros.

Algún día vamos a cambiar y mejorar las narrativas del debate público, por fortuna ya somos varios estudiando el tema con datos duros. Y ojalá que sea pronto, porque no vamos ser una potencia si seguimos con impuestos africanos y gasto público argentino. El primer paso para mejorar eso es dejar las reformas de pase corto.

@tinojaramillo, martin.jaramillo@email.shc.edu

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Hernando(19876)10 de mayo de 2021 - 10:26 p. m.
Régulo... como decía mi padre (QEPD). Para ser economista. Y sin serlo, creo que las empresas no pagan lo que debiesen debido a la falta de control estatal. El Ica de los municipios, es una buena herramienta de financiación que no duele con un buen control de las RETENCIONES, otra cosa es que se inventen que puede deducirse en Renta. Uprime con excelentes análisis de esa colcha de retazos, es u
Atenas(06773)10 de mayo de 2021 - 02:03 p. m.
Bueno, una somera descripción d lo q' tanto enloquece el trópico, amén de nuestra innata anomia. Y aceptemos q' en su aserto está la correlación d causas y efectos q' entre uno y otro mandatario se chutaron la pelota histórica/; salvo, a mi juicio, en el juicioso mandato d URIBE y q' a mala hora no pudo DUQUE hacer x el nefasto legado q' heredó y la cagada d la pandemia remató.
CarlosA(9314)10 de mayo de 2021 - 02:23 p. m.
Buena columna Jaramillo, ojalá que lo que menciona algún día llegue a realizarse.
jose(60774)11 de mayo de 2021 - 12:50 a. m.
¿Si se creó una comisión de expertos en política fiscal y tributación, porqué no se pusieron en práctica sus planteamientos y propuestas?
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