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Los trovadores petristas: de la protesta a la complacencia

Mateo Duarte del Castillo

04 de diciembre de 2025 - 12:20 p. m.

Los Alcolyricoz dicen en su última canción, La funa, que no les gusta la gente que les exige por igual tanto a sus artistas como a sus dirigentes.

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Me permito discrepar y tratar de explicar a continuación.

Las canciones de Edson Velandia de corte o intención política eran una absoluta maravilla, generaban carcajadas, indignación y unas ganas terribles de votar por el candidato que la izquierda nos pusiera por delante. Decía muchas cosas en apenas tres minutos, todas muy inteligentes por su afilado humor: “los ricos quieren todo regalado”, “que los mantenga su madre patria”... Y además con un género que él dice haber inventado, la rasqa. Ya quisieran cientos de bandas punk locales tener esa capacidad de síntesis y crítica social.

Pero ganó Duque y vino el estallido social; entonces varios artistas y bandas se pusieron en modo protesta y se subieron al bus de la indignación. Nos pareció perfecto porque veíamos actitudes genuinas, comunes a una causa, la de: hasta aquí llegaron señores de la derecha, y se van muy al carajo porque necesitamos un cambio.

Pero ganó Petro y, digo, ¿pero por qué se acabó la protesta y la indignación en un gobierno que después de tres años ha dado casi igual o más material a esos mismos artistas para que lo cuestionaran que en los cuatro de Duque? Así de profundo y ensordecedor se ha sentido el silencio de ellos.

De Doctor Krápula, la verdad yo no esperaba mucho; es una banda panfletaria. Dicen las cosas que la izquierda joven quiere oír y, obvio, adular a este gobierno sin cuestionarle nada en los famosos conciertos gratis de la esperanza, el paisaje de abrazar, besar osos de anteojos y frailejones, que proponen, mientras le estalla en la cara un caso de corrupción a Petro es, por decir lo menos, ridículo.

Pero lo más indignante es que uno le halle la razón -en la idea, mas no en la forma de hate barato- a la derecha, empezando por Polo Polo y sus huestes, cuando les reclaman a los artistas del otrora #Nosestanmatando la mordaza que se amarraron ellos solitos en la boca en estos tres años y medio. Encontrar coincidencias en gente tan básica y un poquito despreciable es imperdonable.

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Básica porque todo esto develó algo muy interesante: la absoluta carencia de creatividad musical y de denuncia de la derecha. ¿O cuál es la banda insigne de ellos para denunciar los cientos de masacres y líderes asesinados en este gobierno? No pasan de botar bilis en X y hasta ahí llegaron. No saben qué hacer o proponer porque, simplemente, nunca fueron oposición y creen que hacer música protesta es de mamertos.

Señores compositores petristas, una pregunta, entonces: ¿ustedes creen que por criticar a este gobierno (ya vimos que no va a pasar) van a dejar de ser progresistas? Los temas para crear canciones están servidos en bandeja: el caso Juliana Guerrero, los audios de Benedetti borracho y quién sabe que más sustancias corriéndole por el sistema sanguíneo, la barba de Carlos Carrillo y un largo etcétera. Espero que cuando se enteraron de estos casos no hubieran mirado la nevera llena, el arriendo al día y se hayan mordido la lengua para no decir nada. Así no es, de eso no se trata, no puede existir la complacencia en una filosofía musical cuyo objeto es mostrar lo que no está bien, y ahora mirar para otro lado.

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La prueba de esto es lo último que publicó Velandia, una canción de cinco palabras titulada Contento. ¿Contento por qué, Edson, feliz de que a usted -y a sus famosos “procesos comunitarios”- les está yendo bien y el resto miren a ver qué hacen? Ojalá la madre patria no lo esté manteniendo ahora, sería muy irónico.

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Tal vez el único honesto ha sido Julián Román, cuando en julio de este año respondió en X a la pregunta de si sabía cuántos líderes habían sido asesinados en el gobierno Petro, y respondió: “No sé contar (sic)”.

Bravo, Julián.

Por Mateo Duarte del Castillo

Realizador audiovisual con especialización en TV periodística y documental; investigador senior en proyectos de investigación con la Universidad Nacional de Colombia, asistente de investigación en TV cultural (Ministerio de Cultura) y asistente de producción en TV cultural con el maestro Omar Rincón.
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