Hace unos años, el investigador Álvaro Guzmán señalaba: “Cali es el centro que articula los problemas urbanos y rurales de toda la región suroccidental. Su geografía más inmediata incluye un eje sur-norte, desde Santander de Quilichao hasta Cartago, y un eje este-oeste, que parte de la vertiente occidental de la cordillera Central, pasa por Cali y llega a la ciudad de Buenaventura”. Cali, una ciudad inmensamente compleja, se ha convertido en el imán de los desplazados por la violencia y el hambre en el Pacífico colombiano. El narcotráfico y la delincuencia común, que son actividades conexas, explican buena parte de la violencia que la urbe ha sufrido en las últimas tres décadas. Con una tasa de homicidios el doble de la nacional, los retos que enfrentará el próximo alcalde en seguridad, movilidad, servicios públicos y finanzas son inmensos. Un reciente estudio revela que la tasa de analfabetismo de Cali es del 4,4 %, mientras el déficit habitacional es del 14,02 % y la tasa de hurto a personas es 3,6 %. En 2015, el 47 % de los caleños usaba el MIO, en 2021 solo el 35 % y el año pasado el 25 %, esto afecta la operación del sistema por el bajo número de usuarios.
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Con contadas y honrosas excepciones, como las de Rodrigo Guerrero y Maurice Armitage, en las últimas décadas Cali no ha tenido buenos alcaldes. A los caleños se les presenta la oportunidad de elegir a un caleño raizal que, trabajando en conjunto con Diana Rojas y Wilson Ruiz, hará una excelente alcaldía. Su amplia experiencia en seguridad y en resolución de conflictos les permitirá a Alejandro, Diana y Wilson armar estrategias concretas y sostenibles en el tiempo para eliminar las fronteras invisibles con programas de tratamiento integral de pandillas y con inversión social focalizada, reconstruyendo confianza entre las autoridades y la ciudadanía. Su comprobada destreza en la reintegración de excombatientes de grupos armados ilegales, reconocida internacionalmente por su efectividad, les permite a lo ciudadanos tener la confianza en que Alejandro velará por su seguridad. Al plantear la creación de decenas de miles de empleos formales, muchos de ellos basados en reactivar la inversión extranjera, Éder tiene la credibilidad para hacerlo. Como uno de los fundadores de ProPacífico y su primer director, Alejandro promovió proyectos como el tren de cercanías, hoy incluido en el Plan Nacional de Desarrollo. Éder, a lo largo de los años, ha construido una red de contactos internacionales que le permiten adelantar gestiones en otros países para atraer recursos para financiar proyectos de inversión pública.
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Apostilla. Es inexplicable que este gobierno, que se autodenomina “potencia mundial de la vida”, respalde a Hamás, que representa la cultura de la muerte. ¡Qué vergüenza para Colombia colocarse, en temas de política exterior, al lado de Irán y Corea del Norte! Para la analista Sandra Borda, “nuestra política exterior quedó reducida, este fin de semana, a una lista interminable de tuits que lejos están de constituir una posición de Gobierno o de Estado. Para el presidente-tuitero, como para cualquier tuitero, la prioridad es expresar sus opiniones personales. Nada más”.