Antes de subirse al avión a Moscú para rendirle pleitesía a Putin, Maduro convocó a un agasajo en el Palacio de Miraflores para celebrar la contundente victoria del oficialismo en las próximas elecciones, victoria que se confirmará el próximo 25 de mayo cuando se realice un peregrino y ridículo simulacro de sufragio democrático. Al estar los resultados decididos a principios del año, lo que se va a intentar es darle una pátina de legalidad a los diputados y gobernadores que el chavismo ya había decretado que fueran los elegidos: 256 de los 277 diputados a la Asamblea Nacional y 20 de los 24 gobernadores de los estados, incluido por primera vez el de la Guayana Esequiba.
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Animando la velada, aparte de los nuevos gobernadores y diputados, estaba Diosdado Cabello, oficialmente primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela. Diosdado ejerce como jefe de control interno del chavismo y es el enlace directo con el ala militar, además de presentar el programa Con el mazo dando, un tribunal de la inquisición mediático donde acusa, amenaza y delata a opositores y disidentes del propio chavismo. Se podían ver las alegres caras de Delcy y Jorge Rodríguez, y de los dos Saab: Tarek, el fiscal; y el colombiano, Álex. No podía faltar Elvis Amoroso, el “Notario del Fraude”. Elvis, oficialmente presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), en realidad es el que firma, valida y declara como “triunfo popular” lo que se decide en los corredores de Miraflores.
¿Cómo puede, sin la menor vergüenza, este régimen corrupto celebrar por anticipado los triunfos de unas elecciones que solo van a ocurrir a finales de mayo? Hay dos razones principales: la primera es el sólido maridaje que existe entre la cúpula militar y los chavistas, maridaje que no se trata simplemente del apoyo de las bayonetas, sino que es una fusión integral de intereses políticos, sociales y económicos. Con la convivencia de los militares, hoy el Estado venezolano funciona como un consorcio de negocios turbios: hidrocarburos, narcotráfico, oro ilegal, contrabando, y minerales de todo tipo, especialmente los “raros”. Al haber el chavismo cooptado la totalidad de las instituciones y buena parte del sector empresarial, y al habérseles también entregado a los militares las concesiones mineras, las importaciones y el control territorial, las fuerzas armadas obviamente tienen intereses creados en que el poder siga en sus manos y siempre convalidarán los fraudes electorales. Doce de los 33 ministros de Maduro son militares, tanto activos como retirados; y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) controla directamente 20 empresas y tiene participación en 103 más. La segunda razón que le permite a Maduro y sus gánsteres perpetuarse en el poder es el apoyo internacional: un “núcleo duro” (cleptocracias militares-burocráticas como Rusia, Cuba y Nicaragua) y un “núcleo baboso” (i. e. México, Brasil y Colombia).
Apostilla: Mientras exista un sólido maridaje entre los chavistas y los militares, no hay ni habrá ninguna posibilidad que los venezolanos vuelvan a tener elecciones libres. El ganador siempre será el chavismo. En Venezuela, el futuro se decreta y el pasado se edita.
