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La calamidad que atraviesa el río Amazonas


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Mauricio Botero Caicedo
20 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.
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Hace unos años se hubiera podido reseñar que el río Amazonas era considerado el más rápido y de mayor volumen de agua dulce del mundo, descargando en el océano un promedio de 209.000 metros cúbicos por segundo, cuatro veces más que el río que le sigue, el Congo. Para tener una idea de la magnitud de la cifra, Bogotá consume cerca de 18 metros cúbicos por segundo, lo que se traduce en que el río Amazonas hubiera podido sostener 11.611 ciudades del tamaño de Bogotá. Si asumiéramos que el mundo consume en promedio la misma cantidad de agua que un bogotano, el río Amazonas hubiera tenido capacidad de abastecer once veces el consumo mundial. Y siendo el consumo humano solo entre el 10 y el 15 por ciento del total del consumo de agua a nivel mundial, el río Amazonas también hubiera estado en capacidad de suplir la totalidad de las necesidades de agua dulce del mundo.

Hoy, la situación del río Amazonas es radicalmente diferente: el río se está secando y en ciertos lugares, de acuerdo con el Servicio Geológico de Brasil, su caudal ha bajado a los niveles más bajos jamás registrados. El descenso en el caudal tiene enormes implicaciones no solo en la fauna y pesca, sino en la vida económica de innumerables poblaciones y asentamientos de poblaciones en donde el Amazonas es el principal, por no decir único medio para que las personas, las mercancías y las medicinas se puedan desplazar. El gobierno brasileño ha tenido que recurrir al dragado del río en ciertas zonas para asegurar el transporte, pero dicho dragado a su vez trae consecuencias negativas desde el punto de vista medioambiental. Pero no solo es el río, sino toda la Amazonia, la selva tropical más grande del mundo (albergando 50.000 especies de plantas, 100.000 de insectos y 3.000 de peces), la que corre enormes peligros por la falta de lluvias. Un secamiento tanto del río como de la selva amazónica podría representar la mayor catástrofe ambiental de la historia y, según reciente artículo en El Tiempo (Sept. 3,’24), tiene que ver con que no se liberen los cerca de 140.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono que tiene capturada en sus 7 millones de kilómetros cuadrados la Amazonía. Si la crisis del río y la Amazonía no fuera suficiente, el Gobierno de Brasil ha informado que cerca de 7 millones de hectáreas han sido arrasadas por incendios desde principios del año.

El autor de esta nota no hace parte de los negacionistas del cambio climático. Muy por el contrario, está totalmente en contra de la deforestación, de la pesca indiscriminada, y de los plásticos de un solo uso; y a favor de la transición energética de los combustibles fósiles a electricidad eólica y solar. La transición exige más que discursos alarmistas y gestos infantiles como echarles salsa de tomate a las obras de arte, y mientras que la demanda por energía de origen fósil no se reemplace, es de enorme simpleza desprenderse de la exploración y explotación de los combustibles fósiles, especialmente el gas natural.

Apostilla: El Gobierno, violando la Ley 99 de 1993 pues ha presentado un decreto en la cual los indígenas serían las autoridades ambientales en los territorios que ellos consideren ancestrales. Este exabrupto vuelve trizas la autonomía de las CAR.

Conoce más

 

Joaquín(6byu8)20 de octubre de 2024 - 10:23 p. m.
Si las CAR son antro de politiquería especialmente en la costa preguntarle cuantas plantas de tratamiento de aguas hay en atlantico
Mario(196)20 de octubre de 2024 - 09:59 p. m.
Apoyas todo lo que hay que hacer, pero esperas para hacerlo un día de estos. Brasil se sorprende de la sequia del rio después de 30 años de política de deforestación intensiva.
jorge(3766)20 de octubre de 2024 - 06:08 p. m.
Y para qué sirven las CAR, si no es para garantizar los derechos de los depredadores de siempre? O quienes se enriquecen con nuestro recursos hidrograficos, nuestros arboles, fauna, flora, pesca?
Richard(50187)20 de octubre de 2024 - 04:54 p. m.
No será tan hipócrita Mauricio, usted que ha defendido a capa y espada a Bolsonaro depredador de la amazonia con sus políticas de deforestacion. Ahora viene a escribir preocupado por el amazonas, viejo decrépito...
oscar(08177)20 de octubre de 2024 - 04:44 p. m.
Se nos mamertizó Botero
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