Sobre las brechas entre la percepción y la realidad el año pasado, la firma IPSOS llevó a cabo en EE. UU. un estudio que demuestra que hay una tendencia a exagerar problemas como la inmigración, el desempleo o los embarazos de adolescentes. Dentro de los hallazgos más significativos está el que los ciudadanos de EE. UU. perciben que la población musulmana del país es del 15 %, cuando en realidad es menos del 1 %; que creen que el porcentaje de los inmigrantes es del 32,3 %, cuando en realidad solo es del 13 %; que los embarazos de las adolescentes son del 32,3 %, cuando en realidad son el 3,1 %; y que la tasa de desempleo es del 32,1 %, cuando es solo el 6%. Al percibir que el 35,9 % de la población es mayor de 65 años, cuando en realidad solo son el 14 %, los estadounidenses se sienten más viejos de lo que son.
En Colombia también se observan importantes brechas entre la realidad y la percepción: según el DANE, un 35 % de los colombianos cree que los afrocolombianos y los indígenas constituyen la mayoría de la población, en realidad siendo los afrodescendientes solo el 10 % y los indígenas el 4,4 %. Cerca del 70 % de la población cree que los inmigrantes son más del 20 % de los habitantes, cuando en realidad solo llegan al 1-1,5 %. En materia de seguridad, el 70 % de la población asocia migración con aumento del crimen, cuando solo el 7,8 % de los detenidos son extranjeros.
La brecha entre la precepción y la realidad no es exclusivamente producto del internet, ya que en el pasado factores étnicos, culturales y religiosos contribuían a formar esas brechas. Pero hoy, sin filtros ni verificaciones, las redes sociales facilitan que las fake news se difundan rápidamente. Las “bodeguitas”, indistintamente su lugar en el espectro ideológico, son especialmente hábiles en la diseminación de la desinformación. ¿Qué se puede hacer para cerrar la brecha entre la percepción y la realidad? En el Reino Unido, la BBC lanzó la serie Reality Check, en donde se desmienten las percepciones erróneas sobre temas como inmigración o crimen. En Finlandia, desde la escuela primaria —al mostrar cómo funcionan los algoritmos en las redes— se enseña a identificar noticias falsas y verificar fuentes. El portal La Silla Vacía ha creado el “Detector de mentiras”, una herramienta seria y confiable en la lucha contra las noticias falsas. Los otros medios, indistintamente nacionales o regionales, harían bien en seguir y profundizar el ejemplo de La Silla Vacía en la que se incluya, por supuesto, una rigurosa verificación de las fanfarronadas públicas. En estas épocas electorales, es de vital importancia enseñarle a la ciudadanía cómo identificar la desinformación, especialmente aquella que presume ser de fuentes oficiales, dado que en estos meses con certeza, la principal víctima va a ser la verdad.
Apostilla. La representante María del Mar Pizarro, haciendo gala de su ignorancia y sesgo, afirma que Uribe “se puede volar”. No señora, Uribe no solo con valentía ha enfrentado todas las acusaciones, sino que ha renunciado a la prescripción de su caso. Por el contrario, y ante la mirada bovina de la Fiscalía, son Carlos Ramón González y César Manrique, sus camaradas en la extrema izquierda, los que aterrorizados han salido huyendo al extranjero.