
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Posiblemente las semillas de la catástrofe del Catatumbo se sembraron el 13 de septiembre del 2022, día en que el merluzo ministro de Defensa de Colombia, Iván Velázquez, aseguró que él cree “que puede ser provechoso designar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como garante de los diálogos de paz entre Colombia y el ELN”. Lo de Velázquez, agregado al doblegamiento de la cerviz con la fraudulenta posesión de Maduro, le recuerda a uno la política de apaciguamiento de Neville Chamberlain en la que convenció a su gobierno de permitir a Hitler la remilitarización de Alemania, incumpliendo las cláusulas del Tratado de Versalles, y dejando vía libre a los nazis para invadir a Renania y anexar a Austria. Afortunadamente para la civilización, Chamberlain, que en su día había afirmado que él había logrado “la paz para nuestra era”, fue obligado a renunciar (la frase jactanciosa de Chamberlain le recuerda a uno la de “el sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia”).
Los compradores de cocaína —principalmente el Cartel de Sinaloa— se alejaron de la zona del Catatumbo por la mala calidad del producto, pero en el último trimestre del 2024, bajo el mando de Vladimir Padrino (el mismo al que Velázquez hoy abraza con cariño), el Cartel de los Soles se convirtió en el máximo comprador de la coca en esta zona, hoy en manos del ELN al haber los elenos doblegado a la estructura 33 de las disidencias de las FARC. Las razones de la injerencia de Venezuela, el otro actor en esta guerra, saltan a la luz: 1. La cocaína, exportada a través del vecino país, le brinda pingües utilidades al régimen chavista; 2. El control territorial de sus socios del ELN les sirve como barrera para un eventual movimiento terrestre contra Maduro. Según la revista Semana: “El mismo Maduro dejó claro el valor que tiene esta guerra y lo mucho que está peleándola cuando designó a Diosdado Cabello, su hombre más radical, para ir a la región del Catatumbo. El dictador desplegó toda una parafernalia en los llamados ejercicios militares del Escudo Bolivariano 2025, en el que participaron 150.000 miembros de sus fuerzas con una transmisión de dos horas por internet, en donde apareció vestido de militar y mostró tanques, submarinos y aviones de guerra en cada instante. Dejó ver en su discurso que usará todos los recursos para frustrar cualquier levantamiento”.
No tengamos la menor duda: Maduro y Diosdado seguirán siendo los suministradores de la gasolina que alimenta tanto la guerra en el Catatumbo, como la discordia entre Colombia y EE. UU.; y es en su interés seguir siendo los “garantes de la Guerra total”.
Apostilla 1. Como bien lo manifestaba una reciente advertencia oficial, el uso del celular por personas bajo la influencia del alcohol o de sustancias alucinógenas debe ser tajantemente prohibido.
Apostilla 2. La defensora del pueblo, Iris Marín, le dijo a El Tiempo que, pese a la gravedad de su alerta en noviembre sobre el Catatumbo, solo pudo reunirse con funcionarios “de segundo nivel”. Si bien doña Iris posiblemente se refería al nivel jerárquico, ella no debe perder de vista que hoy en día casi la totalidad de los funcionarios son de “segundo nivel”.
