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Revisionismo venteado

Mauricio Botero Caicedo
07 de agosto de 2022 - 05:30 a. m.

Según la RAE, el revisionismo es “la tendencia a someter a revisión metódica doctrinas, interpretaciones o prácticas establecidas con el propósito de actualizarlas y a veces de negarlas”. La historia no es “definitiva” y revisar lo hacen cada día los historiadores. Thorstein Veblen llegó a la conclusión de que cualquier investigación en ciencias sociales empezaba con una pregunta y concluía al menos con dos. Todo parece indicar que en Colombia, al igual que en la Rusia de Putin, se está iniciando una etapa, no de “revisión” de la historia, sino de “revisionismo”. Según informes de prensa, el entrante ministro de Educación de Petro, Alejandro Gaviria, asegura que las instituciones educativas debían abordar dentro de sus programas de estudios el Informe final de la Comisión de la Verdad. Para Gaviria, a partir del 12 de agosto, las escuelas y colegios recibirán dicho informe con el cual podrán estudiar y analizar a fondo los hallazgos de esta institución. Además, Gaviria aseguró que es una oportunidad para que los jóvenes en Colombia aprendan a conocer los principales hechos que han marcado la historia de Colombia, especialmente durante el conflicto armado que ha azotado al país. ¿Lo que pretende hacer el ministro Gaviria evidencia un intento de adoctrinamiento a los menores con el uso de recursos públicos, como lo afirma la senadora Paloma Valencia? ¿Va a tratar el Ministerio de Educación de imponer los criterios de la Comisión de la Verdad como única fuente de historia, haciendo de lado los invaluables aportes de prestigiosísimos historiadores locales como Jorge Orlando Melo o internacionales como Malcolm Deas? ¿Se les informará a los estudiantes que absolutamente todos los comisionados, incluyendo el sacerdote que la presidía, partían de un marcado sesgo ideológico y que ninguno era historiador profesional? ¿Serán informados de que el espacio que se les dio en la Comisión de la Verdad a las víctimas como la Corporación Rosa Blanca fue insignificante; y aquel que se les dio a los otros actores como los campesinos, los militares y los empresarios fue prácticamente inexistente?

La opinión del historiador Javier Tusell con relación al “revisionismo” se ajusta al caso colombiano como un anillo al dedo: “Pero una cosa es revisar y otra muy diferente el ‘revisionismo’. Todo historiador parte de unas fuentes primarias y logra una interpretación original que se escribe en el hipertexto de nuestros conocimientos y que sin duda será objeto de reconsideración. El ‘revisionista’ actúa de otro modo. No parte de preguntas, sino de seguridades o de presunciones. No acude a las fuentes primarias, sino a las secundarias que pretende elaborar con originalidad. Lo hace, sin embargo, con extravagancia, acudiendo a interrogantes inapropiados que remiten a la posición partidista que ya ha adoptado. Elude la técnica del historiador y por eso suele magnificar el dato irrelevante para sus propios fines o tomar la parte por el todo. Huye de matices porque lo suyo es el dualismo maniqueo, la simplificación o la parcialidad. Ansía la polémica porque parece concederle el privilegio de una posición innovadora o situarle en idéntico plano de los profesionales de la historia”.

La única esperanza que tenemos los colombianos es que Fecode, posiblemente el sindicato más incompetente de la historia, será el encargado de implementar el “revisionismo” y el adoctrinamiento de los jóvenes. Lo poco que Fecode logra enseñar lo suele hacer al revés.

 

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