Transición energética II: superando el bla, bla

Mauricio Botero Caicedo
06 de noviembre de 2022 - 05:30 a. m.

La semana pasada hacía referencia a la oferta de energías limpias, oferta que se puede descarrilar por la burocracia y la falta de decisión de las entidades regulatorias. Hoy, centenares de proyectos “verdes” están condenados a morir por atascos burocráticos. Para construir una transición ordenada y eficiente a una demanda limpia se necesitan varios ingredientes, como los incentivos correctos, la regulación adecuada y los apoyos puntuales, porque es inoficioso tener oferta limpia y renovable cuando la demanda es sucia.

Los dos sectores más contaminantes a escala global son el transporte y la industria. En cuanto al transporte verde, el primer escollo que se debe superar es lograr que disminuya el costo de los vehículos eléctricos, sean motocicletas, autos, furgonetas, buses o camiones. El carro eléctrico, inventado por el escocés Robert Anderson, funcionaba con una batería no recargable. Aunque no hay certeza de la fecha, se dice que esta creación se dio entre 1832 y 1839. En estos 190 años, las baterías han tenido importantes avances, pero falta por avanzar en cuanto a su costo, tamaño, peso, capacidad de almacenaje, tiempo de recarga y disposición. Hoy la batería puede representar el 30 % del precio de un vehículo eléctrico. Si no baja al 10 o 15 % de dicho costo, no será factible la masificación de estos vehículos, que en materia de simplicidad (el auto convencional tiene 30.000 piezas, mientras que el eléctrico solo posee 12.000) desbancan a los vehículos convencionales. El segundo escollo en el transporte eléctrico es la recarga. José Clopatofsky, director de la revista Motor, señalaba en reciente editorial: “La carga doméstica es esencial para que el auto electrificado se difunda, dado el enorme atraso de la infraestructura de estaciones públicas y sus deficiencias… Estamos en el dilema eterno de la prioridad entre el huevo y la gallina, aunque en el tema de la electricidad tienen diferentes matices, ya que uno es el negocio de vender la energía y otro el de fabricar vehículos que la usen. En el segundo, la industria va sobrada”. Para este Gobierno, la “electrificación” de las motos antes de terminar la década podría ser un logro significativo. Se requiere voluntad para imponer los incentivos virtuosos, incluyendo la prohibición de importar o fabricar motocicletas de motor convencional a partir de determinado tiempo.

Las edificaciones también deben ser adecuadas en menor consumo energético y adaptabilidad de recarga. El Gobierno está en mora de exigir que todas las nuevas construcciones de estaciones, viviendas, oficinas y centros comerciales estén adecuadas para el futuro del trasporte eléctrico, al igual que dar un plazo para que las actuales se modernicen y adecúen. La descarbonización de las industrias, que en conjunto representan el 30 % de las emisiones totales, es fundamental para la transición energética. Un informe del World Economic Forum establece que las señales de demanda limpia podrían ser un punto de inflexión para los sectores intensivos en emisiones (40 % de la energía consumida viene de los edificios públicos y privados). En la actualidad, la mayoría de las iniciativas para crear un fuerte tirón de la “demanda limpia” (por ejemplo, la visibilidad de los volúmenes de extracción, la aceptación de las primas verdes, etc.) siguen siendo aisladas.

 

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