La exhortación “conócete a ti mismo”, inscrita en Templo de Apolo, en Delfos, se refiere a dos exigencias: una, entender la personalidad propia, con sus particularidades, y dos, conocer la mente humana con sus capacidades y sus flaquezas. ¿Qué tanta importancia le damos a ese precepto? Poca, creo yo: estamos más interesados en lo que el mundo externo nos puede dar, que en lo que la mente nos puede enseñar. Pero hay una profesión que sí se toma muy en serio ese consejo griego y es la de los publicistas. Tenemos la falsa impresión de que ellos son superficiales, tan banales como los avisos comerciales que diseñan, pero no es así;...
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