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¿Dónde nos quedamos atascados?

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Mauricio García Villegas
26 de abril de 2025 - 05:05 a. m.
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Desde hacía varios años El amanecer de todo, de Graeber y Wengrow, estaba en la pila de libros de mi mesa de noche esperando a que yo venciera la molicie que me producían sus casi 900 páginas. Cuando lo leí, supe que el esfuerzo había valido la pena, y aquí, en cinco ideas extraídas del libro, explico por qué.

1. La humanidad está atrapada en unos grilletes conceptuales (y políticos) que la tienen al borde del colapso. ¿Cómo llegamos a esta situación? Hay que ir a los comienzos.

2. La teoría convencional dice que en los tiempos remotos del neolítico (diez mil años a.c.) había pequeños grupos de cazadores-recolectores dispersos que después de miles de años de andar libres por las llanuras africanas llegaron a Mesopotamia e inventaron la agricultura, se volvieron sedentarios y construyeron grandes ciudades imperiales. Esa teoría no convence a los autores. En su opinión, los orígenes fueron más variados, creativos e incluso igualitarios. No hubo una sociedad original ni un Jardín del Edén, mucho menos una Eva. Grandes ciudades fueron levantadas antes de la agricultura y esta no necesariamente dio origen a la concentración de la propiedad ni a la instauración de un poder vertical.

3. Uno de los determinantes fue la aparición de la cultura (tres mil años después de la agricultura) y la pulsión identitaria que ella engendró en los grupos sociales. El impulso diferenciador redujo el cosmopolitismo, coartó la libertad y prendió la mecha del sectarismo, aunque no siempre fue así porque, una vez más, hubo mucha diversidad. En el Creciente fértil, por ejemplo, entre el Mediterráneo y Mesopotamia, la estratificación y la violencia masculina dominaron en las tierras altas mientras que la organización igualitaria y femenina se impuso en las llanuras; y en la Creta minoica existió un colegio de sacerdotisas que impuso el matriarcado, en contraste con lo que ocurría en la Grecia continental.

4. Pasamos de una gran diversidad creativa, con muchos modelos de convivencia, a una situación en la que todo se volvió más homogéneo, sobre todo en el consumo, las relaciones de poder y las nociones de público y privado. ¿Qué produjo esa uniformidad? Fue el comercio, la tecnología y, sobre todo, una cultura que mide felicidad por la acumulación de bienes materiales. Los autores no hablan de los tiempos modernos, pero dan indicios para pensar que allí se gestó el atasco histórico en el que nos encontramos. Uno de esos indicios es la referencia constante que hacen a Rousseau, un ilustrado que creía en el poder de la racionalidad y de la ciencia pero que, a diferencia sus colegas, estaba convencido de que la desigualdad social, causada por la acumulación de propiedad privada, iba a ser una ruina para las sociedades futuras. La propiedad dio lugar al gobierno civil, que se inventó para protegerla, pero, por ese camino, dice Rousseau, “creyendo ir al encuentro de la libertad, los humanos encontraron sus cadenas”.

5. Todo se malogró cuando perdimos la libertad de vislumbrar otros mundos posibles, otras formas de relacionarnos, otros sistemas políticos, otras maneras de ser felices. El imaginario social se redujo a unas pocas recetas y fuimos incapaces de crear modelos alternativos para relacionarnos.

Termino con una conjetura: si el sistema comunista se hubiese impuesto en todo el mundo y la propiedad privada hubiese sido abolida, la hipótesis de este libro seguiría en pie porque el atasco que señalan los autores no viene de que exista propiedad privada, sino de un modelo de sociedad que no le pone límites a esa propiedad ni permite maneras de florecer socialmente por fuera de ella.

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Mario Giraldo(196)26 de abril de 2025 - 09:27 p. m.
Los argumentos del autor van encontró de la evidencia histórica. La acumulación siempre ha existido, ha sido la norma, jefes de clanes primero, emperadores y reyes después dueños de todo, hasta de la vida. Lo que ha cambiado es que la gente ya no muere de hambre, vive muchos años, en el confort de una rutina. La riqueza no esta confinada a la tierra y los dueños del mundo no tienen tronos, tienen super yates (y campos de goff).
Mar(60274)26 de abril de 2025 - 08:54 p. m.
Nos quedamos atascados desde que una incertidumbre como es el más allá, tiene más poder que el más acá.
Yesid Alberto Fernandez Forero(72166)26 de abril de 2025 - 07:56 p. m.
Mauricio gracias por provocarnos esa lectura, solo quisiera decir que hubieras podido poner al final un aparte del discurso de Petro en Soledad: Las sociedades serán más justas cuando se acabe el poder... vamos a ver si le entramos al libraco.
  • Cordillerano(64187)26 de abril de 2025 - 10:19 p. m.
    A Yesid Alberto se salió muy mal la cita a Petro, no cabe ...
Samuel Vanegas Mahecha(22917)26 de abril de 2025 - 05:35 p. m.
Una lectura tibia del libro, la crítica de fondo de Graeber y Wengrow es a a esas visiones que asumen como inevitables y naturales el mercado y el Estado.
  • Cordillerano(64187)26 de abril de 2025 - 10:20 p. m.
    Un poquito no más de exigente este Samuel Vanegas Mahecha, quiere que en una columna se resuma o comente un libro de 900 páginas, ¿Qué tal?
Atenas (06773)26 de abril de 2025 - 04:18 p. m.
Me temo q’ la interesante pregunta y la no menos inquietud q’ se formula el columnista más obedece a lo q’ denominamos Occidente q’ a Eurasia o a Asía. Puesto q’ si los postulados del libro q’ cita fueran válidos respecto de qué nos concita a un egoísmo o individualismo tan tenaz, ¿cómo pudiera explicarse entonces lo q’ igual ocurre en el resto del orbe?¿No es, acaso, una condición inherente a toda la especie humana q’ no aprendemos a superar?¿Y del egoísmo de los niños?Atenas.
  • Cordillerano(64187)26 de abril de 2025 - 10:23 p. m.
    Las fétidas incontinencias de "aTENAs" que solo caben en sus nueronas estiercóleas ...
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