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La felicidad de los niños

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Mauricio García Villegas
30 de enero de 2021 - 03:00 a. m.
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Cuando vislumbro el futuro de mis hijos, con todos los riesgos y oportunidades que puedo ver en ese ejercicio nebuloso, siempre tengo la esperanza de que, pase lo que pase, la felicidad no les sea esquiva. Creo que todos los padres esperamos lo mismo porque sabemos que sin la felicidad todo lo demás se malogra.

Y viene la gran pregunta: ¿de qué depende la felicidad? De muchas cosas, pero hay algo que, desde Aristóteles hasta los psicólogos cognitivos de hoy, se considera lo más importante: el afecto en todas sus variantes de amor y amistad, con la reciprocidad que ello implica. La salud es importante, claro, pero nadie, o casi nadie, está dispuesto a renunciar al amor con tal de tener mejor salud y lo mismo pasa con la riqueza o con la fama. A quien gana la lotería lo imaginamos en un estado de euforia feliz, de la misma manera que a quien pierde sus piernas en un accidente lo vemos sumido en una tristeza irremediable. En la práctica, sin embargo, por los estudios que se han hecho de esos casos, sabemos que la felicidad inicial del que se enriquece es pasajera y que la congoja inicial del accidentado no dura para siempre. Los buenos afectos prodigados de manera recíproca, en cambio, perduran y dan una placidez que se parece mucho a lo que entendemos por felicidad.

Aristóteles decía que la felicidad (fundada en los afectos) es el bien supremo que todo ser humano quiere alcanzar. Si esto es cierto para los adultos, lo es todavía más para los niños y eso debido a que, en ellos, la felicidad no solo es una emoción presente, que le da gusto a la vida, sino también una condición para el desarrollo y la madurez de su edad adulta. Por eso es un bien tan preciado y por eso los padres gozan tanto con las alegrías de sus hijos. Tal vez hay incluso una razón evolutiva en todo esto: al predecir un mejor futuro, la felicidad de los niños también predice una mejor reproducción de sus genes.

He dicho todo lo anterior con el único fin de apoyar a don Moisés Wasserman cuando insiste en que los niños deben volver a los colegios porque están pagando una cuota de infelicidad demasiado alta. La pandemia les ha truncado la amistad y los afectos de la convivencia estudiantil, por eso los niños son menos felices que antes y con el paso del tiempo lo serán cada vez menos.

En las circunstancias actuales abrir los colegios no significa hacerlo de cualquier manera, ni volver a la normalidad de antes. Significa regresar con restricciones, teniendo en cuenta las zonas del país, las instalaciones educativas, las personas vulnerables, las medidas de bioseguridad, etc. Significa encontrar un punto medio entre tener todo abierto, como antes, y seguir con todo cerrado, como hoy. Significa, en todo caso, aceptar que los riesgos de contagio son un asunto menos grave que la pérdida de felicidad de millones de niños. Sobre lo primero, es decir esos riesgos, se pueden tomar medidas, algunas de ellas costosas, pero factibles; sobre lo segundo, en cambio, la infelicidad de toda una generación, los remedios son difíciles de encontrar, si no inexistentes. ¿Cuál es el costo acumulado en millones de niños de no ver a los amigos de infancia ni tener vida social durante un año? No hay manera de medir este menoscabo, pero todos los expertos coinciden en que es algo grave y que sus efectos se verán por décadas. Estoy seguro de que la gran mayoría de los educadores saben que no pueden cargar con esa responsabilidad.

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Jaime(22056)13 de febrero de 2021 - 05:37 p. m.
Lo lógico es considerar los diferentes componentes de la salud
  • Jaime(22056)13 de febrero de 2021 - 07:01 p. m.
    Tardaremos mucho en entender siquiera la pandemia aun con equipos de científicos viviéndola y estudiándola día y noche en todo el mundo. ¿Qué esperar respecto a la compleja sutil intangible salud mental emocional?
Alexis(59123)30 de enero de 2021 - 09:19 p. m.
Felicidad=amor? Que falacia. Jajaja
Arturo(82083)30 de enero de 2021 - 08:39 p. m.
La pandemia invirtio las responsabilidades. No somos los mayores quienes protegemos a los niños, sino los niños quienes deben sacrificarse para protegernos.Si se cierran los colegios para evitar que los niños nos contagien, habria que cerrar tambien las salas UCI, para evitar que se contagie el personal de la salud. La solucion pasa entonces por dotar al personal docente con medios similares y en
  • María(60274)31 de enero de 2021 - 01:21 a. m.
    Un año, todo el planeta, los mejores científicos investigando y lo que se sabe acerca del coronavirus es lo mismo que al principio, NADA. Las vacunas ni se garantizan siquiera, no se sabe si serán efectivas o si a largo plazo produzcan efectos secundarios graves, y queriendo vivir como si nada estuviera pasando, es falta de inteligencia, hay que hacer lo mejor que se pueda, sin matar la gente.
  • María(60274)31 de enero de 2021 - 01:11 a. m.
    Inmunidad de rebaño? como la que quería alcanzar Johnson en Inglaterra y no les alcanza el tiempo para contar los muertos, hasta con cepa nueva más contagiosa y más letal. Como subestiman la naturaleza, jajaja
  • María(60274)30 de enero de 2021 - 11:24 p. m.
    En tiempo de guerra, no se oye misa.
  • María(60274)30 de enero de 2021 - 11:23 p. m.
    Minúsculo grupo? no sabe como funciona la dinámica del coronavirus?
  • Eduardo(7668)30 de enero de 2021 - 09:09 p. m.
    Nunca la educación virtual reemplazará a la presencial. Aún menos los tutoriales informáticos reemplazarán a los maestros. En los Estados Unidos escuelas y colegios permanecen trabajando en forma virtual mientras la inmunidad se alcanza mediante la vacunación masiva. Hacerlo de otra forma es irresponsable y hasta dolosamente criminal. Los Trumpistas amenazan a los maestros; solo les falta la moto.
  • Arturo(82083)30 de enero de 2021 - 08:48 p. m.
    el hogar cada adulto seria responsable por tomar medidas de aislamiento frente a sus niños. Que estos se contagien entre si en el colegio no es un problema grave por la insignificante tasa de letalidad. Ir al colegio podria afectar un minusculo grupo. La renuncia al estudio los afecta a todos. Ademas, alcanzarian inmunidad de rebaño
Eduardo(7668)30 de enero de 2021 - 05:50 p. m.
Nadie niega que la educación virtual es mediocre pero estamos en pandemia. Los niños así sean asintomáticos contagian a los adultos. Así se lo demostró a Wassermann el Dr. Orlando Acosta, distinguido investigador y virólogo en la UN. ¡Qué fácil echarle la culpa de la infelicidad de los niños a los maestros, especialmente a los agremiados en Fecode, blanco de las críticas y balas de los uribistas!
Humberto(12832)30 de enero de 2021 - 03:40 p. m.
He oido decir que en Bogotá el colegio alemán no ha cerrado totalmente sus salones. si esto es cierto ¿no valdría la pena averiguar cuál ha sido su experiencia? No vivo en Bogotá, me lo han contado.
  • María(60274)30 de enero de 2021 - 07:04 p. m.
    Colegio alemán, estrato 6 con todas las condiciones posibles para bioseguridad.
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