De pantallas y parlantes estamos inundados. Los vemos en todas partes: en los almacenes, en los aeropuertos, en los hoteles, en los restaurantes, en las salas de espera, en los taxis, en los hospitales, en las calles, en las casas y, cómo no, al alcance de la mano en nuestros aparatos celulares. Allí están para honrar un verbo que se ha vuelto sacrosanto: entretener; para que vivamos como en un parque de diversiones, de función en función, embelesados con un divertimento. TikTok, ese animador incansable, que más parece una niñera, es el epítome de la vida actual: gratuito, efímero y bobalicón, ofrece una felicidad efímera que se agota de tanto contenido evanescente.
La sociedad del entretenimiento
31 de agosto de 2024 - 05:05 a. m.