Las ideas y las personas

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Mauricio García Villegas
05 de mayo de 2018 - 04:40 a. m.
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Hay una frase de Alexis de Tocqueville que cito con frecuencia: “Las sociedades no son lo que las leyes hacen de ellas, sino lo que los sentimientos, las creencias, las ideas y los hábitos del corazón las preparan para ser lo que son”. Algo similar había dicho Montesquieu: si quieres saber cómo es un país no mires sus leyes, sino las personas que las aplican y las costumbres que tienen. Estas citas se explican por lo siguiente: las leyes que adopta un país no siempre se cumplen o se cumplen de manera parcial. Colombia es, desde sus orígenes, un país de abogados, tan empeñados en producir leyes, como en aplicarlas de manera selectiva o negociada, o simplemente en no aplicarlas.

Pienso en eso cuando veo la manera como están concebidos los actuales debates presidenciales, casi todos empeñados en confrontar las propuestas de los candidatos. No solo los periodistas se focalizan en las propuestas, también los electores. Existe una aplicación en la web que se llama Candidater.co para saber cuál es el candidato que se prefiere a partir de un test en el que se pregunta si se está o no de acuerdo con una lista de propuestas presidenciales.

Si las leyes no reflejan lo que es una sociedad, mucho menos las propuestas de los candidatos, que son algo así como el origen incierto de las leyes: entre la propuesta y la ley hay una brecha tan grande como entre la ley y su aplicación efectiva. Ambas cosas, en todo caso, hacen más parte del mundo de las intenciones que del mundo de las realidades, o por lo menos así es en Colombia. No es que haya que eliminar la legislación (o las propuestas), es que ella es insuficiente.

Lo que los electores deberían hacer, entonces, además de mirar (con ojo escéptico) las propuestas de los candidatos, es escudriñar el ser humano que hay detrás de ellas; descubrir su talante moral, su manera de relacionarse con los demás; analizar el grupo de la gente que lo acompaña, valorar su capacidad para trabajar en equipo, etc. Esto, más que sus propuestas, predice el tipo de gobernante que serán.

Vista la competencia electoral de ese modo, mi valoración es la siguiente: Iván Duque parece ser un candidato bien preparado y con un pasado honorable. Sin embargo, está acompañado de gente (empezando por el expresidente Uribe) belicosa, que obstruye los deseos de paz que tiene este país y que, además, obedece a una cultura política poco respetuosa de sus contrincantes y del Estado de derecho. Gustavo Petro tiene buenas ideas, parece una persona honesta y convencida (quizá demasiado) de la bondad de sus ideas. Sin embargo, tiene un temperamento dogmático, está poco dispuesto a ver las complejidades de la implementación de sus propuestas y es poco probable que conforme un equipo de gobierno con el que pueda dialogar y dejarse asesorar. Vargas Lleras es un candidato con experiencia, pero está rodeado de la clase política tradicional, con todos sus vicios y con su consabida falta de interés por el bien público.

Los otros dos candidatos, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle son, a mi juicio, las mejores personas del grupo, las más receptivas y tolerantes; las que más creen en el poder de la educación, del pluralismo y la convivencia pacífica; las que están mejor acompañadas y las más respetuosas de las instituciones. Todo eso, adicionado a sus buenas propuestas, me hace pensar que serían los mejores gobernantes para los tiempos de turbulencia que se avecinan.

* No suelo mostrar mis preferencias políticas en las competencias electorales. En este caso lo hago (a título estrictamente personal) porque creo que está en juego la paz y la estabilidad del país.

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