En Colombia, un país de montañas, con casi toda su población viviendo en ellas, la palabra montañero es usada como un adjetivo peyorativo. Antes era peor, quizás por la fuerza que ha tomado el lenguaje políticamente correcto en las últimas décadas. El hecho es que, todavía hoy, no ser de la ciudad, o por lo menos no vivir en una, causa un estigma, así sea leve y callado: un estigma inversamente acompasado con el tamaño urbano del sitio en el que se nace: mientras más pequeño y aislado, mayor es.
El menosprecio por los montañeros tiene raíces históricas y está asociado con la tradicional falta de educación para la gente del campo....
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