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Se obedece, pero no se cumple (I)

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Mauricio García Villegas
18 de marzo de 2023 - 02:05 a. m.
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Buena parte del territorio nacional carece de Estado o su presencia es simplemente nominal: cumple algunas funciones secundarias, pero ni protege la vida de las personas, ni resguarda sus propiedades, ni regula la economía, ni cobra impuestos de manera eficiente. Así es y así ha sido desde los tiempos de la Colonia. No obstante lo delicado de esta situación, en el pasado no causó mayores problemas y eso debido a cuatro hechos: 1) aquellos eran territorios alejados y con muy poca población, 2) económicamente no representaban mucho, 3) la ilegalidad que allí existía no era una amenaza para el Estado central y 4) no había guerras internacionales que pusieran en peligro esos territorios.

Pero en las últimas cuatro décadas pasaron cosas que cambiaron este panorama: una parte de la periferia se fue llenando de gente y empezó a recibir jugosas rentas provenientes de la minería y el petróleo, a lo cual se sumó la presencia del narcotráfico que se convirtió en una fuente de financiación para toda suerte de grupos ilegales y en un factor de corrupción de la política y de la sociedad misma.

Así pues, se juntan dos problemas muy graves: la falta de Estado en las regiones, producto de la prolongada negligencia de los gobiernos que se han sucedido durante dos siglos, y una política prohibicionista que no depende de Colombia. Los problemas de orden público que han sucedido en las últimas semanas en Antioquia, Caquetá, Córdoba y Cauca son el producto de la combinación encendida de estos dos factores.

Sobra decir lo difícil que es resolver la falta de presencia del Estado en las regiones, la cual tomará décadas y una inmensidad de recursos. El narcotráfico, por su parte, es un problema incluso más difícil y eso debido a que está sustentado en una política mundial que, como lo ha mostrado mi colega Rodrigo Uprimny en sus últimas columnas, no solo es ruinosa, ineficiente e injusta para los países productores de droga, sino que depende de la comunidad internacional, no de nosotros.

El Gobierno pretende mitigar los efectos de la combinación de estos dos factores negociando con los jefes de las estructuras armadas que protegen el negocio del narcotráfico y sus derivaciones. A primera vista, esa idea tiene sentido: los delincuentes se someten (con el incentivo de poder blanquear parte de sus fortunas y de vivir en la legalidad), la población tiene un respiro, todo lo cual representa, como dicen ahora, una “ventana de oportunidad” para que el Estado ingrese a esos territorios, haga presencia y se imponga. Es, además, una solución rápida, que produce efectos en poco tiempo, unos dos o tres años.

El problema es que esta política no garantiza la no reproducción de la criminalidad asociada al narco. Si se someten 50 cabecillas con sus miles de soldados, los incentivos del negocio ilícito sacarán a flote a 50 nuevos cabecillas con sus miles de nuevos soldados. Y como los incentivos son tan grandes, el reciclaje tarda poco tiempo, en todo caso menos tiempo del que el Estado necesita para hacer presencia e imponerse en esos territorios.

De lo anterior se puede concluir que este problema es insoluble para el Estado y para la sociedad y que a ello debemos resignarnos; no solo aquí, sino en toda América Latina en donde, por causa del narcotráfico, han aumentado los índices de violencia, corrupción y deterioro institucional. Pero una conclusión tan fatalista no es admisible. Hay que encontrar una salida, así sea parcial. En la próxima columna hablaré de eso y le daré sentido al título de esta columna.

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mario(196)19 de marzo de 2023 - 02:06 a. m.
Sus ejemplos no apoyan sus hipótesis, con excepción de Caquetá. Mire Antioquia un departamento central y el que mas recursos económicos tiene y recibe, públicos y privados. Cordoba un departamento con desarrollo agrícola y ganadero en pleno centro de la costa, Cauca un departamento explorado y habitado desde las épocas de la conquista. No es cierto que no haya plata, y es bastante flojo proponer que nos tenemos que resignar a soluciones parciales, o sea, seguir en las mismas.
Eduardo(7668)18 de marzo de 2023 - 06:26 p. m.
Colombia no es una víctima pasiva del narcotráfico. Todo lo contrario; durante décadas Colombia e innumerables colombianos han sido actores centrales en esta lucrativa economía del crimen. Ver el siguiente libro, resultado de una investigación de largo aliento en una veintena de archivos colombianos y norteamericanos: "Conexión Colombia. Una historia del narcotráfico entre los años 30 y los años 90" (CRÍTICA/Planeta, Bogotá, 2021), https://www.planetadelibros.com/libro-conexion-colombia/331013
  • Eduardo(7668)19 de marzo de 2023 - 12:16 a. m.
    Cordillerano, un segundo punto, ni Sarmiento ni yo estudiamos en la Universidad Nacional. Que yo sepa él hizo su pregrado en la Universidad de los Andes y su Ph.D. en Estados Unidos. Este servidor estudió su pregrado, maestrías y Ph.D. en los Estados Unidos.
  • Eduardo(7668)19 de marzo de 2023 - 12:11 a. m.
    Qué pena Cordillerano, pero la mayoría de los archivos que utilizo en mis libros nadie más los ha usado; la historia se trabaja con archivos no con narraciones de lugares comunes. Además, si los colombianos y su gobierno siguen proclamando su "inocencia" ni entenderán ni podrán resolver sus problemas con el narcotráfico. Dudo que ud. haya leido mis libros y de ahí su juicio de valor. Por último, mi distinguido tocayo Sarmiento me lleva 15 años de edad, casi una generación. ¡Protesto! (smile).
  • José(64187)18 de marzo de 2023 - 11:55 p. m.
    Profesor Sáenz Rovner, a su edad se parece cada vez mas a otro de su generación, el también profesor Eduardo Sarmiento Palacio (también egresado de la U.N.), siempre autoreferenciándose, con lo cual le restan fuerza argumental a lo que tanto preconizan ...
  • Atenas(06773)18 de marzo de 2023 - 08:33 p. m.
    Estoy ok con este planteo, y no por simple apreciación a lo lejos de lo q' contiene ese infernal mundo, no; así lo siento por conocimiento directo, de campo y de muchos protagonistas q' juegan en tan amarga obra de teatro nuestra, q' vieron ahí su "opción empresarial" y hacen de ese su mortal negocio q' defienden a capa y espada. Y de ahí resulta torpe esa propuesta de q' el mundo gire en función de una peregrina idea q' no tiene pies ni cabeza.
Carlos(76574)18 de marzo de 2023 - 04:45 p. m.
Es difícil competir con una economía ilegal que genera tanta riqueza económica. La sola persecución y represión no bastan. Mientras no se solucione el problema de demanda de las drogas producidas o se legalice la producción, habría que compensar los incentivos económicos desmesurados de la economía ilegal con opciones de desarrollo diferentes; fuerte apoyo a actividades agropecuarias de pequeños productores, fuerte impulso al desarrollo social promoción de cultura de la legalidad.
Jorge(vhbji)18 de marzo de 2023 - 01:58 p. m.
Una cosa que trae a colación el profesor García Villegas sí es cierta: las mafias ligadas al narcotráfico son como la hidra mitológica, con muchas cabezas a cual más venenosa. Los criminales ligados a tan lucrativo negocio JAMÁS se someterán a la justicia ni dejarán de percibir sus enormes ganancias. Ellos quieren es ganar tiempo mientras traman incautos con el cuento de que quieren "negociar". La única solución posible, que no puede ser unilateral, es la legalización y regulación de la cocaína.
Atenas(06773)18 de marzo de 2023 - 01:56 p. m.
Bueno, al fin, hasta ahora en mi lectura hoy, una columna de afinada sindéresis en esta su 1ª parte en la cual describe las raíces del hondo problema socioeconómico q’ padece el país desde la Colonia x cuenta de la perfidia de nuestras clase dirigente asentada en S/Fe de Bogotá. Aguardemos la 2ª a ver qué trae; mas, al citar a R.Uprimny, ya supongo su receta, muy parecida a la del indigno acuerdo, o sea argucias legales pa enfrentar un grave asunto de natura económica, y seguiremos en lo mismo.
  • José(64187)18 de marzo de 2023 - 11:52 p. m.
    Seguro que la clase dirigente asentada en Antioquia y el "Eje Cafetero", es pulquérrima, incluyente, participativa, seguro también mas blanquita y hasta bonita. ¡Qué babosada la de Apestas!
  • Eduardo(7668)18 de marzo de 2023 - 05:03 p. m.
    Colombia no es una víctima pasiva del narcotráfico. Todo lo contrario; durante décadas Colombia e innumerables colombianos han sido actores centrales en esta lucrativa economía del crimen. Ver el siguiente libro, resultado de una investigación de largo aliento en una veintena de archivos colombianos y norteamericanos: "Colexión Colombia. Una historia del narcotráfico entre los años 30 y los años 90" (CRÍTICA/Planeta, Bogotá, 2021), https://www.planetadelibros.com/libro-conexion-colombia/331013.
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